La veedora ciudadana Edna Castro Bonilla denunció a través de redes sociales el rebose de aguas residuales y la falta de garantías en los servicios públicos en Arboleda del Campestre, cuestionando que la Constructora Bolívar reciba premios internacionales de sostenibilidad mientras los residentes enfrentan problemas de salubridad y de acceso a agua potable.
La urbanización Arboleda del Campestre vuelve a estar en el centro del debate público luego de que la veedora ciudadana Edna Castro Bonilla denunciara, por medio de un video difundido en redes sociales, la crítica situación sanitaria que enfrentan cientos de familias del sector. La líder social señaló que en varias zonas del conjunto se viene presentando el rebose de aguas residuales, generando malos olores, posibles focos de infección y un riesgo evidente para la salud pública. Según su declaración, la problemática se ha agudizado debido a la falta de mantenimiento adecuado y a la incapacidad del sistema interno para responder a la demanda del conjunto residencial.
Castro Bonilla cuestionó además que la Constructora Bolívar haya recibido recientemente un premio internacional en sostenibilidad, mientras los habitantes de esta urbanización, ubicada en la comuna 9 de Ibagué, aseguran no contar con servicios públicos plenamente garantizados. La veedora recordó que al momento de la venta de los apartamentos se prometió que Arboleda del Campestre contaría con agua del Acueducto Complementario y con un sistema de alcantarillado eficiente; sin embargo, la realidad actual contradice esas garantías. Para ella, resulta una contradicción que un proyecto con deficiencias tan marcadas sea exaltado como ejemplo de sostenibilidad.
De acuerdo con los residentes, la urbanización cuenta con un espacio destinado al almacenamiento y tratamiento de aguas residuales, pero el mantenimiento de este sistema se habría interrumpido por lapsos de cinco o incluso seis meses. Esta situación ha generado preocupación entre las familias, quienes sienten que sus condiciones de vida se deterioran mientras no reciben una solución clara ni por parte de la constructora ni de las autoridades municipales. El rebose periódico de aguas negras, según los habitantes, se ha vuelto un problema recurrente que afecta las áreas comunes, los senderos internos e incluso algunas zonas cercanas a las viviendas.
A la par de los problemas de alcantarillado, persiste la inconformidad por la calidad del agua que llega a la planta de tratamiento de Arboleda del Campestre. A pesar de que la Alcaldía de Ibagué y el IBAL han afirmado que el agua es apta para el consumo humano, varios residentes manifiestan que desconfían de su potabilidad. Algunos habitantes aseguran que el líquido presenta características inusuales y que prefieren comprar agua embotellada para su consumo diario. Señalan además que, aunque la utilicen para aseo y mantenimiento, temen que la calidad no cumpla con los estándares que debería garantizar un proyecto de vivienda formal.
En su denuncia, Castro Bonilla fue enfática al afirmar que “no se garantiza una vivienda digna” debido a la inestabilidad del acceso al agua potable y a los continuos problemas de alcantarillado. Añadió que, para una comunidad clasificada como vivienda de interés social y prioritario, es inaceptable que las promesas de servicios públicos plenos no se cumplan. En su intervención criticó con dureza que la constructora celebre premios de sostenibilidad mientras los residentes siguen sin recibir las condiciones básicas que, según ella, se les aseguraron al momento de adquirir sus viviendas.
No es la primera vez que surgen denuncias sobre este proyecto. En años anteriores, especialmente en 2022 y 2023, se registraron reclamos similares por fallas en el sistema de alcantarillado y por la percepción de que el agua suministrada no cumplía con los requisitos mínimos para el consumo. Estos antecedentes fortalecen la preocupación actual de los habitantes, quienes consideran que sus solicitudes han sido minimizadas, mientras continúan enfrentando una situación que afecta su salud, bienestar y economía. Las denuncias acumuladas han despertado nuevamente el debate sobre la responsabilidad social de las constructoras en proyectos de vivienda masiva.
Lo que llama la atención es que, paralelamente a estas denuncias, Constructora Bolívar ha sido reconocida internacionalmente por su modelo de desarrollo sostenible. El pasado 27 de noviembre de 2025, la empresa hizo público un premio internacional por la sostenibilidad del proyecto Arboleda del Campestre. Según Alejandra Robledo, directora de sostenibilidad de la compañía, este reconocimiento demuestra que los conjuntos de interés social también pueden cumplir con lineamientos de alto nivel en diseño urbano, eficiencia ambiental y planificación responsable.
La directiva sostuvo que el proyecto cuenta con amplias zonas verdes, senderos peatonales, ciclorrutas y áreas comunes diseñadas para promover el bienestar familiar. Estas características, aseguró, hacen que Arboleda del Campestre sea un referente nacional en materia de urbanismo sostenible y un ejemplo para nuevas iniciativas en la ciudad. Pero mientras la constructora destaca estas cualidades, los residentes cuestionan que las fallas en servicios esenciales contravengan los principios de sostenibilidad que se enarbolan en los premios otorgados.
Arboleda del Campestre es, hasta la fecha, el único proyecto de vivienda de interés social en América Latina que obtuvo la certificación LEED for Communities en fase de planeación y diseño, reconocimiento otorgado en 2022 por el U.S. Green Building Council (USGBC). Este aval confirma que el desarrollo cumple estándares globales en eficiencia energética, manejo del territorio y diseño urbano ambientalmente responsable. Sin embargo, los habitantes consideran que estos reconocimientos carecen de sentido si en la práctica la calidad de vida no está garantizada en aspectos tan básicos como agua potable y alcantarillado funcional.
El contraste entre los prestigiosos reconocimientos y las quejas de la comunidad refleja una brecha profunda entre el proyecto formal y la realidad cotidiana de los residentes. Mientras la certificación destaca la innovación urbanística del desarrollo, las denuncias ciudadanas evidencian problemas estructurales que aún esperan soluciones efectivas. Ante ello, los habitantes piden la intervención de la Alcaldía, el IBAL y los entes de control para que la Constructora Bolívar atienda de manera definitiva las fallas y garantice los derechos fundamentales de las familias que confiaron en este proyecto.
Rechazo a premio de la Constructora Bolívar en sostenibilidad
En diálogo exclusivo con LAOTRAVERDAD.CO, la veedora ciudadana Edna Castro Bonilla reiteró su inconformidad frente al premio internacional de sostenibilidad otorgado a la Constructora Bolívar por el proyecto Arboleda del Campestre. La lideresa comunitaria calificó como “inaceptable” que un desarrollo de vivienda de interés social reciba reconocimientos mientras, según ella, no cumple con los mínimos servicios públicos. Castro afirmó que la comunidad continúa enfrentando fallas graves en el suministro de agua potable y en el sistema de alcantarillado, problemas que llevan años afectando la salud y la calidad de vida de cientos de familias de la comuna 9.
Durante la conversación, la veedora cuestionó cómo es posible que un proyecto con múltiples denuncias ciudadanas siga recibiendo avales, aprobaciones y exaltaciones nacionales e internacionales. Señaló que, aunque la constructora exhibe el galardón como un logro ejemplar, la realidad en el territorio contradice los estándares de sostenibilidad que se supone respaldan dicho premio. Para Castro, la brecha entre la imagen proyectada y la situación vivida por los residentes es tan amplia que el reconocimiento “no tiene explicación” y resulta ofensivo para quienes padecen diariamente problemas sanitarios.
La lideresa también advirtió sobre la existencia de focos de infección causados por el rebose constante de aguas residuales. En su testimonio, aseguró que existen sectores del proyecto donde los drenajes colapsan, generando filtraciones y emanaciones que ponen en riesgo la salud de niños, adultos mayores y familias enteras. Aunque algunos de estos casos no pueden divulgarse públicamente por petición de los afectados, sí fueron confirmados como parte de las problemáticas estructurales que, según la veedora, persisten desde hace varios años sin soluciones de fondo.
Castro Bonilla explicó que incluso hay conjuntos dentro de Arboleda del Campestre que no cuentan con un sistema de alcantarillado funcional. Según su relato, en varios puntos es necesario evacuar las aguas negras mediante vehículos especiales conocidos como “vactor”, lo que refleja —dijo— la precariedad del sistema interno. Señaló que estas operaciones se han repetido en numerosas ocasiones y que, en repetidas oportunidades, las aguas sucias han rebosado e inundado áreas comunes, incrementando la posibilidad de enfermedades y afectaciones sanitarias.
A estas denuncias se suma la preocupación por la calidad y disponibilidad del agua potable. Aunque la Alcaldía y el IBAL sostienen que el agua que llega a la urbanización es apta para el consumo humano, la comunidad insiste en que el líquido presenta características que generan desconfianza. De acuerdo con la veedora, muchos residentes se ven obligados a comprar agua en bolsas o botellones para su uso diario, pues consideran que la suministrada no garantiza condiciones mínimas de potabilidad. La falta de acceso pleno al agua potable contradice, según la vocera, los compromisos adquiridos por la constructora al momento de comercializar las viviendas.
La veedora también criticó el incumplimiento en otros compromisos que, desde la planeación del proyecto, fueron anunciados como parte integral del desarrollo. Entre ellos mencionó la ausencia de un área comercial prometida y la lenta entrega de infraestructura educativa. Indicó que el colegio que debía estar funcionando desde hace meses apenas podría ser entregado en enero del 2026 y agrego que “si es que lo entregan” haciendo referencia tambiéna a los restrasos de la obra; este proyecto hace parte del Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa, FFIE de la Institución Educativa, Jose Joaquin Flórez Hernández, sede Arboleda del Campestre sector de Picaleña, que empezó en el 2018 durante la administración del exalcalde y hoy Ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, y finalizando el Gobierno del expresidente Juan Manuel Santos (segundo período), según sus palabras. Para ella, estas demoras afectan la dinámica comunitaria y evidencian un rezago significativo en la implementación de equipamientos esenciales para una urbanización de esta magnitud.
De igual manera, Castro Bonilla cuestionó que, pese a estos problemas, la Constructora Bolívar continúe recibiendo aprobaciones y avanzando en nuevos desarrollos. Insistió en que un reconocimiento de sostenibilidad debería partir del cumplimiento real de estándares ambientales, sociales y sanitarios, lo cual —dijo— no ocurre en Arboleda del Campestre. Reiteró que los residentes no entienden cuáles son los criterios utilizados para otorgar dicho premio y consideró que la exaltación es “una burla” para una comunidad que no cuenta con condiciones de vida digna.
Finalmente, la veedora hizo un llamado a las autoridades municipales, a los entes de control y a la misma constructora para que brinden soluciones inmediatas y transparentes a todos los problemas denunciados. Aseguró que la comunidad seguirá exigiendo respuestas claras y acciones concretas que garanticen los derechos fundamentales de las familias. Enfatizó que lo más importante es que quede claro que los habitantes “no aceptan ni están de acuerdo” con el premio otorgado, pues —según ella— la realidad demuestra que Arboleda del Campestre está lejos de cumplir los estándares que se presumen en un proyecto reconocido internacionalmente.









