Esta medida ha sido considerada improvisada por parte de un líder comunal, generando preocupación entre los aproximadamente siete mil habitantes que residen desde El Boquerón hasta Toche.
Los residentes se verán obligados a utilizar vías alternativas durante este período, las cuales no se encuentran en buenas condiciones. Esto traerá consigo dificultades en términos de movilidad y afectará la economía de la zona. Según Walter Martínez, edil de la vereda Kataima, no están en contra de las obras de pavimentación, ya que han sido solicitadas durante mucho tiempo, pero critican la falta de previsión por parte de la administración.
El líder comunal resalta que esta área es una importante despensa agrícola de la cual se abastecen diariamente las plazas de Ibagué. Se producen alimentos perecederos como tomate, habichuela y banano, y el cierre de los túneles implicará un aumento en los costos de transporte al tener que tomar una ruta alternativa por Cajamarca. Esto podría resultar en pérdidas para los agricultores y afectar la disponibilidad de estos productos en la ciudad.
Martínez recuerda que los túneles ya habían sido pavimentados anteriormente, pero debido a la instalación de tuberías para el acueducto de Aguaboquerón y otras obras, el pavimento resultó dañado. Según el líder comunal, el Instituto de Valorización de Ibagué (IBAL) se había comprometido a repararlos, pero hasta ahora no han cumplido su promesa.
Finalmente, la principal crítica radica en la improvisación de la administración municipal, ya que, durante los últimos dos años, se conocía la necesidad de realizar estos trabajos de pavimentación, pero no se tomaron las medidas correspondientes para garantizar vías alternativas adecuadas. Esto generará congestión vehicular y dificultades para los residentes de la zona.