Esta decisión, respaldada por cinco de los directores, representa un cambio significativo tras el fin del ciclo alcista en diciembre de 2023, cuando se buscaba controlar la inflación. La medida ha sido bien recibida por diversos sectores, incluyendo la banca, la industria y el presidente Gustavo Petro, quienes han abogado por esta acción para impulsar una economía que experimentó una caída del 0,3 por ciento en el tercer trimestre.
La votación reveló que dos directores estaban a favor de una reducción más agresiva de 50 puntos básicos, destacando las diferentes perspectivas dentro de la Junta Directiva respecto a la magnitud de la medida. La reducción busca reactivar el crecimiento económico y responder a las peticiones de diversos sectores que buscaban este ajuste.
El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha señalado que esta segunda rebaja consecutiva allana el camino para alcanzar una tasa de intervención del 8 por ciento al final del año. Subrayó la importancia de disminuir las tasas para estimular la recuperación económica.
En contraste, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, ha expresado la necesidad de que el proceso de reducción de tasas sea sostenible y en consonancia con las metas de inflación. Advierte sobre la posibilidad de frenar o revertir el proceso si una reducción más rápida resulta en una nueva aceleración de la inflación.
El Banco proyecta un crecimiento del 1 por ciento para 2023 y del 0,8 por ciento para 2024. Además, anticipa una disminución del déficit de la cuenta corriente como proporción del PIB, pasando de un 6,2 por ciento en 2022 a un 2,8 por ciento en 2023 y 2,9 por ciento en 2024.
La junta del Banco espera que la tasa de inflación siga una trayectoria descendente en 2024, ubicándose alrededor del 3 por ciento en un rango de más o menos 1 punto porcentual, en un horizonte de 12 a 18 meses. El objetivo es lograr este nivel antes de mediados de 2025 para mantener las tasas de interés en niveles más bajos.