El ministro del Interior, Armando Benedetti, sostuvo que el Congreso no ha estado a la altura para reformar salud y justicia, y por ello propone avanzar hacia una asamblea constituyente. La medida revive la controversia sobre la Constitución de 1991 y profundiza la crisis política alrededor del sistema sanitario.
Un giro dramático en el debate legislativo se registró hoy cuando el ministro del Interior, Armando Benedetti, afirmó que el bloqueo al avance de la reforma de salud en el Congreso “abre el camino a una Constituyente”. Según el funcionario, las instituciones legislativas no han respondido con eficacia ni valentía para encarar cambios estructurales como los que exige el sistema de salud y la justicia.
Durante su intervención ante la Comisión Séptima del Senado, Benedetti aseguró que “al Congreso le quedó grande reformar la salud y la justicia”, y criticó la dilación constante en el trámite del proyecto. El ministro invocó la figura de “bloqueo institucional” para justificar la necesidad de recurrir a una asamblea nacional como vía alterna para impulsar las reformas deseadas por el Gobierno.
Este planteamiento no es nuevo: ya el presidente Gustavo Petro había mencionado anteriormente la posibilidad de convocar una Constituyente, lo que generó resistencias y debates sobre su viabilidad constitucional. Con el anuncio de Benedetti, la propuesta cobra renovado impulso en medio de la crisis del sistema de salud y el estancamiento parlamentario.
Sin embargo, la idea de una Asamblea Constituyente despierta preocupación entre sectores de la oposición. Algunos analistas advierten que podría debilitar el sistema de pesos y contrapesos y concentrar poder en el Ejecutivo. Otros sostienen que la Constitución de 1991 ya permite mecanismos de reforma, y que la solución está en fortalecer el debate democrático más que en iniciar procesos excepcionales.
En concreto, una Constituyente implicaría la convocatoria de una Convención o Asamblea con representación ciudadana para redactar parcial o totalmente una nueva constitución. Esto podría redefinir competencias del Estado, derechos fundamentales, modelos de salud y justicia, y reglas institucionales, entre otros cambios. La pregunta es qué tan extensa será la reforma y qué elementos sustantivos se plantearán en el nuevo texto.
Respecto a la reforma de salud, este proyecto apunta a transformar el rol de las EPS, fortalecer la atención primaria y que la ADRES asuma directamente pagos a los prestadores. Sin embargo, las demoras y la falta de consenso en el Congreso han generado bloqueos que, en palabras de Benedetti, “hacen que la única salida drástica sea una Constituyente”.
El propio ministro reconoció que aún no tiene garantizados los votos para impulsar el proyecto en el Senado, lo que agudiza su frustración. Insistió en que hará uso de toda maniobra política posible, incluso calificando su tarea como “hacer magia” para que prospere el texto.
Ahora, el panorama político se tensiona aún más. Si bien el Gobierno tiene claro el rumbo que pretende, deberá negociar con partidos críticos y evitar que el llamado a una Constituyente sea interpretado como un exceso de poder. La contienda será intensa: actores políticos, sociales y constitucionalistas vigilan cada paso.