En un debate cargado de tensión, el senador Iván Cepeda respondió a las acusaciones lideradas por Paloma Valencia y otros congresistas del Centro Democrático, señalando que las afirmaciones carecen de sustento y que se basan en conjeturas y rumores. El congresista del Pacto Histórico acusó al uribismo de instrumentalizar el dolor ajeno y de promover una narrativa política sin evidencia, mientras cuestionó el trasfondo judicial que rodea al expresidente Álvaro Uribe y a figuras cercanas a su círculo.
El Senado vivió una de sus sesiones más tensas del año luego de que el senador Iván Cepeda desmontara punto por punto las acusaciones elevadas por la senadora Paloma Valencia y varios miembros del Centro Democrático. Cepeda calificó el debate no como un ejercicio serio de control político, sino como “un alegato construido con recortes de Semana, conjeturas y chismes sin sustento”, dejando claro que, en su percepción, no había evidencia sólida que sustentara los señalamientos. Para el legislador, la sesión fue un episodio más de disputa política alimentado por lecturas sin verificación alguna.
Durante su intervención, Cepeda insistió en que no se presentó ninguna investigación rigurosa ni un solo documento verificable que respaldara las afirmaciones en su contra o en contra del presidente Gustavo Petro. Señaló que lo expuesto por la oposición se limitó a repetir acusaciones sin fundamento, conjeturas mediáticas y rumores que han circulado sin avance judicial. En ese sentido, sostuvo que el país merece debates basados en hechos y no en narrativas construidas para generar impacto político sin responsabilidad jurídica.
Uno de los momentos más fuertes llegó cuando Cepeda afirmó que en el debate se lanzaron “infamias”, entre ellas insinuaciones de que él y el presidente Petro estarían vinculados al asesinato del joven dirigente Miguel Uribe. El senador calificó estas afirmaciones como extremadamente graves y recordó que no existe una sola acción judicial que respalde semejante señalamiento. Para Cepeda, es evidente que quienes sostienen estas acusaciones no las llevan ante la justicia porque saben que podrían terminar envueltos en procesos por falsa denuncia.
Cepeda acusó a Paloma Valencia de realizar una intervención “temeraria y políticamente tóxica”, advirtiendo que este tipo de señalamientos reavivan una estigmatización histórica que puso en riesgo la vida de cientos de dirigentes políticos en el país. Según el senador, la responsabilidad de un congresista exige no alimentar discursos que puedan derivar en persecuciones o amenazas. El legislador hizo un llamado a la sensatez y a un ejercicio de control político que no ponga en juego la seguridad de líderes sociales y actores públicos.
En un giro directo hacia el expresidente Álvaro Uribe, Cepeda aseguró que el debate reveló sus verdaderas motivaciones, citando como prueba la reciente entrevista publicada en Semana. La describió como “una confesión política sobre las raíces de esta campaña”, sugiriendo que las acusaciones en su contra están vinculadas con intereses personales de Uribe y no con hechos verificables. Cepeda subrayó que el uribismo estaría empleando estos ataques como parte de una ofensiva política orientada a recuperar terreno de cara al próximo ciclo electoral.
El senador señaló dos motores centrales detrás de esta ofensiva: el resentimiento por las decisiones judiciales y el cerco jurídico que se estrecha alrededor del expresidente. Recordó que Uribe enfrenta un proceso judicial en curso y que ya recibió una decisión adversa en primera instancia, siendo el primer expresidente colombiano con una resolución de ese tipo. Además, hizo referencia a la reciente condena de 28 años de prisión impuesta a Santiago Uribe, hermano del exmandatario, por crímenes de lesa humanidad y por su presunta participación en grupos paramilitares.
Uno de los señalamientos más contundentes de Cepeda retumbó en el recinto cuando cuestionó directamente si el expresidente Uribe sabía lo que ocurría en la hacienda La Carolina. Hizo referencia al actuar del grupo conocido como “Los Doce Apóstoles” y lanzó la inquietud sobre si realmente eran “doce… o trece”, generando una reacción inmediata de la bancada del Centro Democrático. Esta frase condensó uno de los momentos más candentes del debate y puso el foco en los procesos judiciales que históricamente han rodeado al exmandatario.
Analistas políticos coincidieron en que la intervención de Cepeda se convirtió en uno de los discursos más duros del año en el Congreso, al no solo desmontar los argumentos de Valencia, sino señalar una posible estrategia del uribismo para atacar al Gobierno en pleno año preelectoral. De acuerdo con el senador, el debate fue “una construcción narrativa sin evidencia” y un intento por posicionar acusaciones sin sustento como herramienta de presión política. El legislador concluyó que la oposición está recurriendo al uso del dolor y la desinformación como armas electorales.









