El laboratorio digital de la Plaza de Bolívar, que recibió una inversión de más de $1.100 millones, cerró sus puertas. La administración de Johana Aranda es señalada de negligencia en la gestión del proyecto.
El ViveLab de Ibagué, un espacio dedicado a la innovación y la creatividad digital, ha cerrado sus puertas. Este laboratorio, ubicado en la Plaza de Bolívar y financiado con más de $1.100 millones, fue durante años un punto de encuentro para la producción audiovisual, animación y capacitación tecnológica gratuita en la ciudad.
La decisión de clausurar el ViveLab ha generado críticas contra la alcaldesa Johana Aranda, a quien se le señala de negligencia en la administración de este espacio. Con su cierre, la ciudad pierde un lugar clave para la formación en herramientas digitales, afectando a cientos de ciudadanos que encontraban allí una oportunidad de aprendizaje.
Durante su funcionamiento, el laboratorio digital permitió a estudiantes, emprendedores y creadores desarrollar proyectos audiovisuales con tecnología de punta. Sin embargo, la falta de gestión y apoyo por parte de la administración municipal llevó a su cierre, dejando en la incertidumbre el futuro del equipamiento tecnológico.
Uno de los puntos de mayor preocupación es el destino de estos equipos. Existen denuncias que advierten sobre un posible uso indebido de los recursos tecnológicos, sugiriendo que podrían terminar en la producción audiovisual de la campaña de Andrés Hurtado, como ha ocurrido con los equipos de la Oficina de Comunicaciones de la Alcaldía de Ibagué.
El cierre del ViveLab no solo afecta a quienes hacían uso del espacio, sino que también evidencia la falta de continuidad en las políticas públicas de innovación. A nivel nacional, estos laboratorios han sido reconocidos como impulsores del desarrollo digital, pero en Ibagué su gestión parece haber sido relegada.
Diferentes sectores han pedido explicaciones a la alcaldía sobre las razones del cierre y el futuro de los equipos adquiridos con recursos públicos. Hasta el momento, la administración de Johana Aranda no ha dado declaraciones claras al respecto, lo que incrementa la incertidumbre entre la comunidad.
El ViveLab representaba una apuesta por la modernización y el acceso a la tecnología en la región. Su desaparición deja un vacío en la oferta de formación digital en Ibagué, afectando especialmente a jóvenes, emprendedores y creadores de contenido.
La ciudadanía espera respuestas sobre el destino de este espacio y exige transparencia en el manejo de los recursos tecnológicos. La incertidumbre sobre el uso que se dará a los equipos refuerza la necesidad de un seguimiento estricto para evitar que terminen beneficiando intereses políticos en lugar del desarrollo de la ciudad.