El alcalde Santiago Herrera advirtió que algunos sectores esperan hasta 20 días para recibir agua potable. El municipio requiere más de $30.000 millones para renovar la infraestructura, cifra que supera su presupuesto anual.
El municipio de Coello atraviesa una de sus peores crisis en materia de servicios públicos debido al deterioro del sistema de acueducto y alcantarillado, el cual no recibe una intervención estructural desde hace más de 15 años. Así lo confirmó el alcalde Santiago Herrera, quien señaló que la obsolescencia de la red ha generado graves afectaciones en el suministro de agua potable para la comunidad.
Según el mandatario, la situación es crítica en varios sectores donde el líquido tarda hasta 20 días en llegar a las viviendas. Entre las causas, mencionó el uso indebido de agua potable para el riego de cultivos y el consumo de ganado, lo que agrava el déficit para los hogares. “Tenemos grandes dificultades en materia de acueducto y alcantarillado, pero las inversiones que se requieren superan los $30.000 millones, mientras que nuestro presupuesto anual es de $17.000 millones”, advirtió Herrera.
El alcalde subrayó que el problema no se limita a la cantidad de agua disponible, sino también a la calidad del servicio. Las tuberías y plantas de tratamiento presentan deterioro, lo que aumenta el riesgo de contaminación y pone en riesgo la salud de la población. “No es posible garantizar un servicio digno si no contamos con los recursos para una renovación completa”, expresó.
Herrera hizo un llamado urgente al Gobierno Departamental y al Gobierno Nacional para que destinen recursos que permitan una solución de fondo. Aseguró que el municipio por sí solo no tiene la capacidad financiera para atender la magnitud del problema, y que continuar con reparaciones parciales solo prolongará la crisis.
Además del desabastecimiento de agua, el mandatario identificó el mal estado de las vías como la otra gran problemática que enfrenta Coello. Según explicó, la infraestructura vial en mal estado dificulta el transporte de insumos, el acceso de maquinaria para reparaciones y el desarrollo económico del municipio.
La comunidad, por su parte, ha manifestado su preocupación ante el impacto que esta crisis tiene en la calidad de vida y en sectores productivos como la agricultura y el comercio. Los habitantes advierten que la falta de agua constante afecta actividades básicas y obliga a depender de carrotanques o sistemas alternativos que resultan costosos e insuficientes.
Organizaciones locales y líderes comunitarios han respaldado el llamado del alcalde, insistiendo en que el acceso al agua potable es un derecho fundamental y que la falta de inversión en el acueducto y alcantarillado podría derivar en emergencias sanitarias.
Herrera concluyó reiterando su disposición a trabajar de la mano con las autoridades departamentales y nacionales, y enfatizó que la prioridad de su administración será buscar los recursos necesarios para garantizar a los coellunos un servicio de agua estable, seguro y de calidad.