Habitantes de Gualanday y Santa Isabel protestan por incumplimientos de una empresa minera que, pese a sanciones de Cortolima, sigue afectando la salud, los cultivos y el turismo del municipio.
En San Luis, Tolima, las comunidades de las veredas Gualanday y Santa Isabel decidieron alzar su voz de protesta y bloquear parcialmente la vía principal. La movilización, iniciada en horas de la mañana, responde a lo que califican como un reiterado incumplimiento ambiental de una empresa de volquetas que transporta arena en vehículos de doble troque, pese a las sanciones y cierres impuestos por Cortolima.
Los habitantes denuncian que la circulación constante de estos camiones ha convertido la zona en un foco de contaminación. El polvo que levantan invade casas, escuelas y sembradíos, provocando problemas respiratorios en niños y adultos mayores, además de afectar gravemente los cultivos de pancoger y la salud de los animales de granja. “Estamos cansados de que no respeten nuestra salud ni nuestro territorio”, manifestaron los voceros de la comunidad.
Una de las principales quejas es el incumplimiento del plan de manejo ambiental. Los manifestantes aseguran que la empresa no realiza el rocío en las vías para controlar la polvareda, lo que agudiza la situación día tras día. Para ellos, esta omisión refleja la falta de compromiso con las comunidades rurales y con la protección de los ecosistemas locales.
El bloqueo, que se ha desarrollado de manera pacífica, permite el paso de ambulancias, motos y vehículos particulares. Sin embargo, los habitantes advirtieron que, si no reciben atención inmediata de las autoridades, este lunes a partir de las 9:00 de la mañana retomarán los cierres parciales como medida de presión para exigir soluciones de fondo.
Los líderes comunitarios aclaran que la protesta no busca generar caos vial, sino visibilizar un problema que consideran urgente: el deterioro ambiental y la vulneración de derechos básicos como la salud y el acceso a un ambiente sano. “Nos hemos visto obligados a salir a la carretera porque nadie nos escucha en los escritorios”, expresaron.
Otro de los puntos críticos señalados es el impacto en el turismo de San Luis, un municipio reconocido por su riqueza cultural y natural. Los manifestantes sostienen que los ríos y paisajes de la región, que deberían ser un atractivo para visitantes, hoy se ven afectados por la contaminación generada por la actividad minera. Esta situación, advierten, amenaza la vocación turística de la localidad.
La comunidad reclama la presencia inmediata de Cortolima, la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de San Luis para garantizar el cumplimiento de las sanciones y compromisos ambientales. Además, piden que se establezcan controles más estrictos a las empresas extractivas que operan en el territorio, pues consideran que hasta ahora las sanciones no han tenido efecto real.
Finalmente, los voceros invitaron a los medios de comunicación a acompañar y difundir su denuncia. Para ellos, el respaldo ciudadano y la presión mediática son claves para evitar que esta problemática quede en la impunidad y para garantizar que el desarrollo económico no se imponga sobre la salud, la vida y el bienestar de las comunidades rurales de San Luis.