Escuchar música en el carro puede ser un momento de disfrute para muchos conductores, pero cuando el volumen excede los límites permitidos, se convierte en un problema que puede acarrear sanciones económicas significativas. De acuerdo con el Código Nacional de Tránsito Terrestre y las normas ambientales vigentes, se han estipulado multas que van desde los $346.000 hasta $1.3 millones para quienes incumplan las disposiciones relacionadas con emisiones sonoras.
La infracción B23 sanciona a los conductores que utilizan equipos de sonido o amplificación a volúmenes superiores a los establecidos por las autoridades ambientales. Esta multa equivale a 8 SMLDV (aproximadamente $346.667) y prohíbe, además, el uso de pantallas o proyectores en la parte frontal del vehículo mientras está en movimiento.
Por otro lado, la infracción B09 aplica exclusivamente para los vehículos de servicio público que generen ruido excesivo con equipos de sonido, afectando la tranquilidad de los pasajeros. Al igual que la B23, esta infracción tiene un costo de 8 SMLDV ($346.667).
En casos más graves, la infracción C28 establece sanciones para vehículos que utilicen dispositivos que produzcan ruido innecesario, como resonadores, válvulas o sistemas de escape modificados, así como para aquellos que circulen con sistemas silenciadores dañados. La multa en este caso asciende a 15 SMLDV (alrededor de $650.000).
Finalmente, la infracción D17 es la más severa en términos económicos. Se aplica a los vehículos que incumplen las normas de emisión de contaminantes o generación de ruido establecidas por ley. La sanción impuesta es de 30 SMLDV (aproximadamente $1.3 millones), lo que refleja la importancia de mitigar los impactos ambientales y auditivos ocasionados por los automotores.
En cuanto a los límites permitidos, la Resolución 8321 de 1983 del Ministerio de Salud establece los siguientes rangos máximos de ruido: para vehículos de menos de 12 toneladas, 83 decibeles; para automóviles de 2 a 5 toneladas, 85 decibeles; para vehículos que superen las 5 toneladas, 92 decibeles; y en el caso de las motocicletas, el límite es de 86 decibeles.
Las autoridades recomiendan a los conductores realizar mediciones periódicas en los Centros de Diagnóstico Automotor (CEA), donde se verifica el nivel de ruido emitido por los vehículos con dispositivos especializados. Estos controles no solo evitan multas, sino que también contribuyen a reducir la contaminación acústica, un problema creciente en las principales ciudades del país.
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El respeto por las normas de emisión sonora y el uso adecuado de los equipos de sonido en vehículos es fundamental para garantizar una convivencia armónica en las calles y mejorar la calidad de vida urbana. Las autoridades invitan a los conductores a ser responsables y a disfrutar de sus trayectos sin afectar el bienestar de los demás.
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