Armero revivió uno de los episodios más dolorosos de su historia al conmemorar el 39º aniversario de la tragedia que arrasó con el municipio y dejó más de 25.000 víctimas. La jornada estuvo marcada por actos solemnes y religiosos que rindieron tributo a los fallecidos en el desastre provocado por la erupción del Volcán Nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985.
Desde las primeras horas de la mañana, la comunidad y las autoridades se reunieron para recordar a las víctimas de la avalancha. A partir de las 8:00 a.m., se realizaron misas cada dos horas en distintos puntos de la localidad, una tradición que busca mantener viva la memoria de los que ya no están.
Uno de los momentos más emotivos fue el sobrevuelo de helicópteros de la Fuerza Aérea Colombiana, que lanzaron pétalos de rosas sobre el municipio. Esta simbólica ofrenda, que se ha convertido en un ritual anual, simboliza el amor y el respeto por quienes perdieron la vida aquella fatídica noche de noviembre.
El alcalde de Armero, Guayabal, Mauricio Cuéllar, expresó su gratitud a la Policía y el Ejército por unirse al homenaje a las víctimas. “Este acto, junto con el lanzamiento de pétalos, es un gesto de cariño hacia quienes viven en nuestro recuerdo y de respeto por el dolor de sus familias y de toda Colombia”, señaló Cuéllar.
A las 12:00 del mediodía, 58 estaciones de bomberos del departamento hicieron sonar sus sirenas en simultáneo, como parte de un homenaje unificado. Este sonido, que retumbó en el municipio, recordó el heroísmo y la solidaridad de los socorristas y la magnitud de la tragedia que conmocionó al país.
Cuéllar también compartió una reflexión personal sobre el día de la tragedia, recordando que él mismo tenía apenas seis años cuando ocurrió. “Con gran nostalgia recuerdo ese suceso. Hoy, seguimos luchando por mantener viva la memoria y darles a las víctimas el homenaje que merecen”, manifestó el mandatario.
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Los homenajes culminaron en un ambiente de recogimiento, mientras los habitantes de Armero reafirmaron su compromiso de no olvidar a quienes fueron arrancados de sus vidas por la furia de la naturaleza. A través de estos actos, la comunidad reafirma su esperanza de que el recuerdo de Armero continúe vivo en las futuras generaciones.
La tragedia de Armero sigue siendo un recordatorio para Colombia sobre la vulnerabilidad frente a los desastres naturales y la importancia de la preparación y la solidaridad. Los sobrevivientes y las familias de las víctimas mantienen viva la memoria, y el país los acompaña en su duelo y resiliencia.