La Alcaldía de Ibagué confirmó la toma de posesión de la Unidad de Salud por parte de la Superintendencia Nacional de Salud, un proceso que genera división entre el respaldo institucional del gobierno local y las denuncias de trabajadores que consideran la medida abrupta e influenciada por presiones políticas.
La Alcaldía de Ibagué informó a la ciudadanía que fue notificada oficialmente sobre la decisión de la Superintendencia Nacional de Salud de tomar posesión e intervenir la Unidad de Salud de Ibagué (USI). En su comunicado público, la administración municipal expresó pleno respeto por las facultades legales y técnicas de la entidad nacional, enfatizando que la medida busca proteger la vida, la salud y la continuidad de los servicios en beneficio de los usuarios. Sin embargo, este anuncio se dio en medio de un ambiente de incertidumbre debido a las denuncias de trabajadores y sectores políticos que cuestionan los motivos reales de la intervención. El panorama ha encendido un amplio debate en la ciudad.
De acuerdo con el comunicado oficial, la Alcaldía recordó que la situación actual de la USI responde a dificultades acumuladas durante varios años en materia operativa y administrativa, lo que incrementó el riesgo en la prestación de los servicios. La administración municipal aseguró que desde el inicio del gobierno se venían adelantando gestiones para mitigar esos impactos y fortalecer la atención brindada a los ibaguereños. En este contexto, la intervención aparece como una medida que, según la Alcaldía, debe asumirse con responsabilidad institucional y transparencia para garantizar la protección del derecho fundamental a la salud. No obstante, diferentes voces han manifestado su inconformidad con el proceso.
Mientras la Alcaldía insiste en la necesidad de colaboración y acompañamiento técnico durante la intervención, sectores internos de la USI afirmaron que la decisión habría sido influenciada por presiones políticas. Trabajadores consultados señalaron que el Ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, atendió directamente a sindicatos que desde hace meses venían pidiendo la intervención. Según estas versiones, el ministro habría respaldado la solicitud sin que existieran razones de fondo que justificaran una medida drástica. Este señalamiento derivó en fuertes críticas que acusan al funcionario de utilizar la institucionalidad para favorecer intereses sindicales específicos.
Varios trabajadores relataron que la toma de posesión se realizó de forma sorpresiva y que funcionarios de la Supersalud llegaron sin previo aviso para cerrar las oficinas de la entidad. Una de las empleadas, bajo reserva de identidad, aseguró que únicamente se les permitió retirar objetos personales y que inmediatamente las instalaciones quedaron clausuradas. Esta escena generó preocupación entre el personal administrativo y asistencial, quienes temen que el proceso derive en despidos, cambios abruptos en los contratos o pérdida de estabilidad laboral. La incertidumbre ha aumentado entre los trabajadores y usuarios del sistema.
Asimismo, algunos empleados atribuyen la intervención a presuntos malos manejos administrativos que habrían sido detectados en procesos recientes, aunque la Alcaldía no se refirió a este punto en su comunicado oficial. Para los denunciantes, la intervención sería una respuesta tardía a fallas acumuladas en la gestión interna de la USI, mientras otros sectores defienden que la entidad sí estaba al día en pagos y obligaciones, por lo que la medida no tendría justificación técnica sólida. Estas versiones contradictorias mantienen dividida la opinión pública y han provocado un intenso debate local.
Frente a este panorama, la Alcaldía reiteró su disposición a colaborar plenamente con la Superintendencia, el agente especial interventor y las instancias técnicas encargadas de asumir la administración temporal de la entidad. La administración municipal sostuvo que facilitará todas las acciones necesarias para recuperar la estabilidad de la USI y asegurar que ningún usuario vea vulnerado su derecho a la atención en salud. Para el gobierno local, la prioridad es que el proceso se desarrolle con orden institucional, responsabilidad y sin afectar la prestación de los servicios esenciales.
En un mensaje dirigido a la ciudadanía, la Alcaldía aseguró que los servicios de la USI continuarán operando con normalidad durante la intervención. También informó que mantendrá comunicación permanente con las autoridades nacionales para garantizar un proceso transparente y orientado al bienestar colectivo. La administración pidió calma a los usuarios y recordó que cualquier medida adoptada debe tener como propósito fundamental garantizar la continuidad, eficiencia y calidad en la atención de los pacientes. La claridad en la información será clave para evitar desinformación y rumores que aumenten la tensión.
La intervención de la USI se ha convertido en uno de los temas más sensibles de la agenda pública de Ibagué, en un momento en que el país enfrenta intensos debates sobre la reforma al sistema de salud. Mientras la Superintendencia avanza en el proceso de toma de posesión, la administración municipal se prepara para acompañar las decisiones que se adopten. Sin embargo, la polémica continúa abierta entre denuncias, críticas y posturas encontradas sobre el trasfondo de la medida. En los próximos días, se espera que las autoridades entreguen más detalles que permitan aclarar el verdadero alcance de la intervención y despejar las dudas ciudadanas.









