En medio de una crisis ministerial y la emergencia humanitaria en el Catatumbo, el presidente Gustavo Petro dejó un gabinete sin cinco de sus ministros y emprendió un viaje a Dubái. Mientras tanto, Guillermo Alfonso Jaramillo asume el control en la Casa de Nariño y se reconfigura el panorama político con nuevos actores en juego.
El gobierno del presidente Gustavo Petro enfrenta una de sus mayores crisis políticas tras la renuncia de cinco ministros clave, lo que ha dejado a varias carteras sin liderazgo. En medio de este panorama, el mandatario viajó a Dubái para asistir a una conferencia sobre inteligencia artificial, un evento al que no asistieron otros jefes de Estado y que ha generado dudas sobre sus prioridades en un momento crítico para el país.
La situación se agrava por la falta de titulares en ministerios estratégicos como Defensa e Interior, lo que ha paralizado decisiones fundamentales para el gobierno. Mientras tanto, Colombia enfrenta una grave crisis humanitaria en el Catatumbo, donde las comunidades exigen atención urgente ante el recrudecimiento del conflicto armado y la violencia.
En ausencia de Petro, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, ha asumido el control en la Casa de Nariño. Su lealtad al presidente, evidenciada en su silencio ante la polémica llegada de Armando Benedetti al gobierno, lo ha convertido en una figura clave dentro del gabinete en reconstrucción.
El remezón político ha despertado el interés de diversos actores, entre ellos el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien, según fuentes cercanas, estaría moviendo sus fichas para posicionar aliados en el nuevo gabinete. Esta jugada refleja la creciente pugna por influencia dentro del gobierno en un momento de alta inestabilidad.
Desde Dubái, Petro sí tomó una decisión clave: el nombramiento de Antonio Sanguino como ministro de Trabajo. Sanguino, del Partido Verde, es un político cercano al gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, quien también acompañó a Petro en su viaje. Esta movida parece ser un primer paso en la estrategia de consolidar el llamado “frente amplio”, una maniobra con miras a reconfigurar el gabinete y asegurar apoyos políticos de cara a 2026.
El nombramiento de Sanguino refuerza la alianza con sectores que podrían ser fundamentales para la gobernabilidad en los próximos años. Sin embargo, aún quedan varias carteras sin titular, lo que mantiene la incertidumbre sobre el rumbo del gobierno y su capacidad para enfrentar los retos inmediatos.
Mientras tanto, la crisis humanitaria en el Catatumbo sigue sin respuestas claras por parte del gobierno. Organizaciones sociales y líderes comunitarios han pedido atención urgente a la violencia que afecta la región, pero la falta de ministros clave dificulta la coordinación de acciones efectivas.
El regreso de Petro a Colombia será decisivo para la recomposición de su gabinete y la gestión de la crisis. La pregunta es si logrará estabilizar su gobierno o si esta fractura marcará el inicio de una etapa aún más turbulenta.