El Hospital Federico Lleras Acosta y la Clínica Sharon en Ibagué enfrentan retrasos en el pago de salarios por deudas superiores a los $21 mil millones, mientras las EPS no giran los recursos. Trabajadores denuncian sobrecarga laboral, falta de insumos y ausencia de afiliación al sistema de salud.
La crisis financiera del sector salud en el Tolima se agudiza por las millonarias deudas que las Entidades Promotoras de Salud (EPS) mantienen con hospitales y clínicas de la región. El Hospital Federico Lleras Acosta E.S.E., principal centro asistencial del departamento, confirmó que no pudo pagar la nómina de julio de 2025 debido al incumplimiento en el giro de recursos, especialmente por parte de Nueva EPS, que concentra el mayor número de usuarios atendidos.
Según datos oficiales, el hospital ha facturado $21.731 millones, pero solo ha recibido un recaudo estimado de $18.177 millones, de los cuales apenas $2.345 millones corresponden a giro directo. El resto permanece pendiente, lo que ha comprometido el pago de salarios y el cumplimiento de otros compromisos financieros. La gerencia advierte que, aunque Nueva EPS prometió un giro adicional de $7.641 millones, el dinero aún no ha llegado.
El déficit financiero ha obligado a priorizar recursos para el pago parcial de obligaciones laborales, mientras proveedores y contratistas también esperan sus pagos. Entre las entidades que han transferido fondos figuran Famisanar, Salud Total, Sanitas y Capital Salud, pero los montos son insuficientes para cubrir la totalidad de la nómina y los gastos operativos del hospital.
Paralelamente, la Clínica Sharon de Ibagué atraviesa una situación crítica. Sus trabajadores denuncian que llevan más de tres meses sin recibir salario, enfrentando una sobrecarga laboral que, según ellos, vulnera la reforma laboral que establece jornadas de 44 horas semanales. Aseguran que muchos compañeros han renunciado y que quienes permanecen no están afiliados al sistema de salud por falta de pagos.
Los empleados relatan que deben asumir entre tres y cuatro cargos a la vez, sin compensación económica ni condiciones laborales dignas. “No tenemos cómo pagar arriendo, hemos tenido que endeudarnos, y aun así seguimos atendiendo a los pacientes”, manifestó uno de los denunciantes, quien pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias.
El propietario de la clínica, doctor Camilo Torres, reconoció la situación, señalando que el problema radica en la falta de desembolsos por parte de las EPS. “No tenemos para medicamentos ni insumos, y mucho menos para pagar nómina. Nos adeudan miles de millones de pesos”, afirmó, dejando en evidencia la cadena de incumplimientos que golpea a las instituciones prestadoras de salud.
Este panorama no es exclusivo de Ibagué. En diferentes regiones del país, hospitales y clínicas reportan crisis similares por los retrasos en los pagos de las EPS, lo que no solo afecta la estabilidad laboral de médicos y enfermeros, sino que también compromete la atención a los pacientes. La falta de liquidez limita la compra de insumos básicos, el mantenimiento de equipos y la capacidad operativa.
La situación reabre el debate sobre la sostenibilidad del sistema de salud colombiano y la necesidad de fortalecer los mecanismos de flujo de recursos. Mientras las EPS no giren de manera oportuna, los hospitales seguirán enfrentando dificultades para cumplir con sus obligaciones, poniendo en riesgo la calidad del servicio y la salud de millones de ciudadanos.