Por: Jose Baruth Tafur GAbogado- Especialista U ExternadoMaestrante en Comunicación Política U Externado
Hoy, la historia se repite con otro escenario con pleno dolo de manera burlesca y ya sin ningún tipo de respeto por las instituciones ahora observamos como la piscina de la 42 es utilizada con fines individuales, un espacio que debería estar destinado a la formación, la competencia y la salud pública, pero que últimamente parece más bien un lugar para “encuentros institucionales” donde el deporte es lo de menos. ¿Estamos ante una nueva versión de “Fiesta en el agua”? Porque aquí no se entrena, se chapotea con contratos.
Como olvidar la famosa fiesta en el estadio, en la cual la Fiscalía ya imputó cargos a el exalcalde hurtado y a un gerente del IMDRI Alejandro Ortiz hoy director de cultura en la administración de Johana Aranda, Pero como lo de ahora es más sofisticado, más fluido; Mientras los atletas se preguntan por qué no pueden usar la piscina, y la administración municipal debe preparar su argumentación sobre los posibles sobrecostos, otros nadan como delfines por las aguas del clientelismo, apoyando campañas a la Cámara con una coordinación que ni el equipo de natación sincronizada del Tolima.
En vez de silbato, usan WhatsApp. En vez de cronómetro, el reloj electoral. Que oportunista y deshonroso ver a ciertos nuevos millonarios que se auto catalogan “gente del común” promoviendo a candidatas con más entusiasmo que cuando inauguran una cancha. Es curioso cómo se desviven por las futuras congresistas, mientras los escenarios deportivos se deterioran o se usan para lo que no son.
¿Y el control? Bien, gracias. Porque en esta ciudad si hay algo que sobra son los shows… pero de rendición de cuentas, no existen. Ya no sabemos si el IMDRI es una entidad deportiva o una agencia de eventos VIP para podcast y/o lanzamientos de campañas electorales, donde los que mandan hacen lo que quieren y los ciudadanos miran desde la tribuna, con la entrada gratuita al circo político que nunca para.
Así estamos: con funcionarios que deberían estar velando por el deporte, pero que prefieren meter goles en otras canchas. Y con escenarios deportivos que, en vez de entrenar campeones, sirven de tarima para sueños electorales. Al final, solo queda una pregunta: ¿Quién se atreve a establecer un precedente? ¡Todos podemos interponer una denuncia, hoy podemos intentar cambiar esta historia¡ no guardemos silencio frente a lo público porque es nosotros el pueblo! Porque si seguimos así, en vez de Juegos Nacionales, vamos a terminar con los “Juegos del hambre y el Poder”, versión Tolima.