El Gobierno confirmó que el aumento del salario mínimo para 2026 estará por encima de la inflación. Proyecciones apuntan a un ajuste cercano al 12,4%, lo que representaría un incremento real del 7% para los trabajadores colombianos.
El debate sobre el salario mínimo para el 2026 ya empezó a tomar forma en Colombia, aunque la negociación oficial solo tendrá lugar en diciembre. El ministro de Hacienda, Germán Ávila, afirmó que la propuesta del Gobierno será garantizar un incremento superior a la inflación proyectada, con el fin de que los trabajadores obtengan un aumento real en sus ingresos.
Aunque no se han entregado cifras definitivas, los análisis económicos ya han puesto números sobre la mesa. El área de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá estima que el ajuste podría ubicarse en 12,4%. Si la inflación termina el año en torno al 5%, el incremento real sería cercano al 7%, un hecho sin precedentes en las últimas cuatro décadas.
Este panorama ha generado reacciones encontradas. Para los sindicatos, la propuesta representa un avance en la defensa del poder adquisitivo de los trabajadores, que en los últimos años han enfrentado alzas sostenidas en alimentos, vivienda y transporte. Sin embargo, los empresarios consideran que un aumento tan alto podría traer riesgos macroeconómicos.
Desde Fenalco, su presidente Jaime Cabal alertó que una subida de esa magnitud, sumada a la entrada en vigencia de la reforma laboral, podría generar presiones inflacionarias adicionales y desincentivar la contratación formal. “El país necesita equilibrio, no decisiones que puedan comprometer el empleo”, puntualizó.
El Gobierno, por su parte, insiste en que los incrementos recientes no han afectado ni los precios ni la dinámica del mercado laboral. Según el Ministerio de Hacienda, la evidencia muestra que un salario mínimo más robusto impulsa el consumo interno, lo que a su vez dinamiza la economía.
El pulso final se definirá en la Comisión de Concertación, instancia en la que se sientan Gobierno, empresarios y sindicatos. Será allí donde se concrete la cifra que regirá en 2026 para más de 3 millones de trabajadores que hoy devengan el salario mínimo en Colombia.
Expertos advierten que la negociación no será fácil, pues además del contexto económico global, el país enfrenta una desaceleración en el crecimiento y un déficit fiscal que limita el margen de maniobra. Sin embargo, reconocen que un ajuste por encima de la inflación enviaría un mensaje de compromiso con la equidad social.
En paralelo, se discuten otras medidas complementarias como subsidios a la nómina y estímulos para pequeñas y medianas empresas, que podrían mitigar el impacto de un incremento alto en los costos laborales. El reto, según analistas, será lograr un balance entre justicia social y sostenibilidad económica.
El debate también se ha trasladado al Congreso, donde algunos legisladores han respaldado la iniciativa del Gobierno, mientras que otros advierten sobre los riesgos fiscales y de competitividad. En todo caso, el tema se perfila como uno de los más sensibles de cierre de año para el país.
De confirmarse las proyecciones, el salario mínimo en Colombia tendría uno de los aumentos más altos en la historia reciente, marcando un precedente en la política económica nacional. El resultado de la concertación será clave para definir no solo los ingresos de los trabajadores, sino también el rumbo de la economía en 2026.