El primero de mayo de 2021, Santiago Murillo fue asesinado en el marco del Paro Nacional en Ibagué. Cuatro años después, artistas, activistas y ciudadanos lo recuerdan con acciones simbólicas como “Deshojando”, mientras la justicia sigue en deuda con su memoria.
Ibagué volvió a ser escenario de memoria y resistencia este 1 de mayo de 2025. Al cumplirse 4 años del asesinato de Santiago Murillo a manos de un agente de la Policía, una acción performática recorrió las calles desde la Universidad del Tolima hasta la avenida donde fue ultimado. La intervención, titulada Deshojando, es un homenaje que insiste en no dejar morir la verdad ni el recuerdo.
La acción consistió en un recorrido silencioso de una figura cubierta con un velo negro, que cargaba flores rojas. A medida que avanzaba, las flores se desprendían, simbolizando la memoria fragmentada y las vidas truncadas. El trayecto terminó en la esquina de la tragedia: la calle 60 con carrera 5, donde Santiago fue impactado por una bala mientras cruzaba por allí.
“Santiago no murió, a Santiago lo mataron”, es el grito que aún retumba en la conciencia colectiva de quienes vivieron de cerca la represión estatal durante el estallido social del 2021. Aquella noche, la ciudad fue invadida por el miedo, pero también por la valentía de quienes protegieron a los jóvenes que escapaban de la violencia policial.
La placa conmemorativa instalada por jóvenes en el lugar del asesinato fue destruida y nuevamente reconstruida. “Podrán borrar todos los homenajes, pero no podrán borrar el crimen que cometieron y que vive en la memoria colectiva”, dijo la madre de Santiago para la época cuando fue destruida la placa ubicada en la carrera 5 carril subiendo con calle 60, actualmente conocida como la Calle Santiago Murillo de Ibagué.
Las fotografías y videos de la epoca, que circulan por redes sociales muestran la escena del crimen y evidencian la brutalidad con la que actuaron las fuerzas estatales. Según testigos, los agentes defendían el Centro Comercial Panamericana con disparos, como si el valor de las mercancías pesara más que la vida de un joven inocente.
En una ciudad que aún sangra por sus mártires, el acto de Deshojar se convierte en metáfora: arrancar cada pétalo es también arrebatar el silencio, es gritar lo que aún no se ha dicho, es sembrar memoria para impedir el olvido. Es, como expresó la artista Angélica Luna Alannis, un “ritual de resistencia y dignidad”.
Jorge Mario Molano Bedoya, el mayor de la Policía señalado por el crimen, fue dejado en libertad por vencimiento de términos. Esta decisión judicial ha causado indignación entre familiares y ciudadanos que claman justicia. Muchos consideran que se trata de una estrategia para garantizar impunidad.
Las organizaciones de derechos humanos han denunciado que el caso de Santiago es apenas uno entre decenas que siguen sin resolverse. Los responsables directos e indirectos del uso excesivo de la fuerza permanecen sin sanción, mientras las víctimas siguen esperando reparación, uno de ellos como primera autoridad municipal en el marco del estallido social, fue el hoy exalcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado.
El Paro Nacional del 2021 no solo marcó una ruptura en la relación entre ciudadanía y Estado, también destapó un patrón sistemático de represión que, cuatro años después, sigue presente en la memoria de los barrios, las calles y las familias de los caídos.
Recordar a Santiago Murillo no es un acto nostálgico, es una declaración de lucha. Porque mientras se deshojen flores en su nombre, mientras haya cuerpos y palabras que narren lo ocurrido, la memoria seguirá viva y con ella, la exigencia de verdad, justicia y no repetición.
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