El expresidente Iván Duque y el actual embajador en Argentina, Camilo Romero, protagonizaron un agudo intercambio sobre la pobreza en Colombia. Mientras Duque defiende su gestión con cifras y programas como Ingreso Solidario, Romero acusa a los gobiernos anteriores de perpetuar la desigualdad estructural del país.
El debate sobre las cifras de pobreza en Colombia tomó un nuevo giro con un fuerte cruce de declaraciones entre el expresidente Iván Duque y el exgobernador de Nariño y actual embajador en Argentina, Camilo Romero. Todo comenzó con un trino de Duque en el que, acompañado de una gráfica del DANE, aseguró que la pobreza aumentó globalmente por causa de la pandemia y que su gobierno logró mitigar sus efectos gracias a programas como Ingreso Solidario.
“La ignorancia es atrevida, y peor cuando se alimenta de alucinaciones galácticas”, escribió Duque, haciendo referencia a las críticas sobre el manejo de la pobreza durante su administración. En su publicación, el exmandatario compartió datos de la incidencia de la pobreza multidimensional desde 2010 hasta 2022, señalando que hubo una reducción progresiva a pesar del choque que representó la pandemia en 2020.
La respuesta no tardó en llegar. Camilo Romero, uno de los principales voceros del llamado “Gobierno del Cambio”, respondió de forma tajante: “No Duque. Si para ustedes es atrevido jugársela por la gente, entonces somos los más atrevidos”. El embajador criticó que se quiera responsabilizar exclusivamente a la pandemia, cuando —según él— la pobreza y la desigualdad ya eran profundas antes del COVID-19.
Romero argumentó que el modelo de gobierno que representó Duque es responsable de haber instalado una estructura de injusticia social histórica. “Ya la lógica de poder que lo puso a usted en Palacio había convertido a Colombia en uno de los países más desiguales del mundo”, escribió, aludiendo a que la pandemia solo agravó una crisis preexistente.
En su mensaje, también celebró los resultados obtenidos por el gobierno actual en la reducción de la pobreza monetaria. Según Romero, la gestión de Gustavo Petro logró una de las caídas más significativas en décadas, pasando del 41 % en 2012 al 31,8 % en el último año, un logro que atribuyó a la decisión política de priorizar a los sectores más vulnerables.
Asimismo, destacó que esa reducción no solo se debe a subsidios, sino también a reformas estructurales encaminadas a restituir derechos. “Es que en este país, acostumbrado a la injusticia social como regla, empiece un camino para que la injusticia social llegue en algún momento a ser la excepción”, sentenció.
Los señalamientos entre ambas figuras públicas reflejan un pulso político más profundo: la visión de país. Mientras Duque defiende una gestión basada en medidas económicas reactivas durante la pandemia, Romero reivindica una transformación estructural del Estado al servicio de la mayoría excluida históricamente.
El trino de Duque parece también responder a las críticas recientes desde sectores del petrismo, que han cuestionado su manejo del gasto social y la focalización de los recursos públicos. Romero, en cambio, presenta la política social actual como un giro histórico frente a un pasado de olvido estatal.
El debate ha generado reacciones diversas en redes sociales. Algunos respaldan la gestión de Duque por su respuesta ante la pandemia, mientras otros le reprochan que su gobierno no haya tocado las raíces de la desigualdad. Romero, por su parte, ha sido apoyado por quienes ven en el gobierno Petro una apuesta inédita por los más pobres.
Por ahora, las cifras oficiales del DANE servirán como referencia para este cruce de argumentos. Sin embargo, más allá de los porcentajes, el choque entre Duque y Romero ilustra dos narrativas de país enfrentadas: una que explica la pobreza como una consecuencia coyuntural, y otra que la ve como un síntoma estructural de siglos de exclusión.