El Servicio Geológico Colombiano anunció hoy que el volcán Nevado del Ruiz ha cambiado su nivel de actividad a amarillo, luego de permanecer durante 89 días en alerta naranja. Esta decisión se basa en una exhaustiva evaluación de los parámetros monitoreados por la entidad, que indican que el volcán ha entrado en un periodo de menor inestabilidad.
Durante los últimos tres meses, numerosas familias y animales fueron evacuados de las zonas cercanas al volcán debido a la alta probabilidad de una erupción. Sin embargo, el cambio a nivel de actividad amarillo implica una disminución en la amenaza inmediata y brinda un respiro a las comunidades afectadas.
El Servicio Geológico Colombiano ha destacado que, aunque la probabilidad de una erupción de gran magnitud en los próximos días o semanas ha disminuido, el volcán puede desestabilizarse rápidamente y su actividad podría aumentar en cualquier momento. Por tanto, se recomienda a la población y a las autoridades locales mantenerse atentos a su evolución y seguir las indicaciones de los expertos.
Para mantener informada a la ciudadanía, el Servicio Geológico Colombiano continuará emitiendo boletines semanales y mensuales sobre la actividad del volcán Nevado del Ruiz a través de sus canales oficiales. Estos informes proporcionarán actualizaciones detalladas sobre los parámetros monitoreados y cualquier cambio en el nivel de actividad.
Es importante recordar que el pasado 24 de marzo se observó un incremento significativo en la actividad sísmica en el sector suroccidental del volcán, lo que llevó a que el nivel de alerta se elevara de amarillo a naranja. Además, se han registrado anomalías térmicas desde octubre de 2022 y se han observado emisiones de ceniza de manera recurrente.
Finalmente, la vigilancia constante del volcán Nevado del Ruiz es fundamental para garantizar la seguridad de las comunidades cercanas. Las autoridades competentes continuarán trabajando en estrecha colaboración con los expertos del Servicio Geológico Colombiano para evaluar los riesgos y tomar las medidas necesarias para proteger a la población en caso de un aumento repentino en la actividad volcánica.