Los brasileños definirán a su próximo presidente en un balotaje en octubre, luego de que el legislador de extrema derecha Jair Bolsonaro ganara las elecciones del domingo con más votos de lo esperado pero sin lograr los suficientes para eludir una segunda ronda con el exalcalde izquierdista Fernando Haddad.
Con casi el 99 por ciento de los votos computados por el Tribunal Electoral, Bolsonaro obtenía el 46,3 por ciento de los sufragios válidos, muy por encima del 29 por ciento de Haddad pero no los suficientes para evitar un balotaje el 28 de octubre.
Seguidores de Bolsonaro fuera de su casa en Río de Janeiro ondeaban la bandera verde amarilla nacional, coreando “¡Nuestro presidente!” cuando el candidato regresó de votar, acompañado de una enfermera, en un convoy de camionetas negras.
Después de conocer los resultados de la elección, Bolsonaro dijo que Brasil está al borde del abismo y que si triunfa planea reducir impuestos a las nóminas, achicar el tamaño del Estado y privatizar o extinguir muchas empresas.
“No podemos dar un nuevo paso a la izquierda”, dijo Bolsonaro en una declaración por redes sociales después de los resultados oficiales. “No queremos el regreso del tipo de gente que ha traído lo peor de la política al Palacio de Planalto”.
La sede de campaña de Haddad en un hotel de Sao Paulo estalló en festejos cuando las encuestas a boca de urna mostraron que la carrera iría a segunda vuelta. Algunos sondeos recientes mostraron que podría ganarle a Bolsonaro en un balotaje.
“Iniciaremos mañana una campaña para salir victoriosos en la segunda vuelta”, dijo Haddad el domingo por la noche a sus seguidores en su búnker de campaña después de conocer los resultados. “Creemos que hay mucha cosa en juego”.
El izquierdista dijo que la democracia está en riesgo y que ya ha hablado con otros tres candidatos minoritarios. “Queremos unir a los demócratas de Brasil”, sostuvo.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército que elogia las dictaduras y promete una brutal represión contra el crimen y la corrupción, trepó en las encuestas de opinión en la última semana montado en una ola de antipatía hacia el Partido de los Trabajadores (PT) de Haddad, cuyo líder está en la cárcel por corrupción.
Aunque el derechista, de 63 años, ganó impulso luego de un ataque a puñaladas casi fatal en un mitin hace un mes que le impidió hacer campaña, no ganó la mayoría de los votos necesaria para triunfar en las elecciones en primera ronda. Bolsonaro dijo que las fallas en las máquinas de votación le impidieron consagrarse en primera vuelta.
Con todo, las encuestas de salida mostraron grandes victorias a nivel estatal de aliados de Bolsonaro, en un resultado sorpresivo que dejó en evidencia grandes derrotas para los candidatos del PT, incluyendo a la destituida expresidenta Dilma Rousseff, que se había postulado para el Senado.
Haddad, exministro de Educación y exalcalde de Sao Paulo, se ha presentado en la contienda en representación del fundador del partido, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que está cumpliendo una condena por sobornos y lavado de dinero.
Los partidarios de Bolsonaro culpan al PT -que gobernó a Brasil durante 13 de los últimos 15 años- de uno de los mayores escándalos de corrupción del mundo, de la creciente delincuencia que ha llevado a Brasil a ser el país con mayor cantidad de asesinatos del mundo, y de políticas económicas imprudentes que contribuyeron a la peor recesión del país en una generación.
En la elección más polarizada desde el final del gobierno militar en 1985, Bolsonaro cuenta con el respaldado de un grupo de generales retirados que aboga públicamente por la intervención militar si continúa la corrupción