Ibagué se encuentra en riesgo financiero debido a la gestión de empréstitos por parte del alcalde Andrés Hurtado, quienes advierten que esta estrategia podría dejar a la ciudad al borde de la quiebra. Según Jaime Eduardo Reyes, director del Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Ibagué, la administración municipal podría enfrentar dificultades para pagar las millonarias deudas contraídas con los bancos. Las declaraciones de Reyes revelan la preocupación por las posibles consecuencias económicas a largo plazo.
La falta de mejoras en las capacidades de recaudo y la gestión de dos empréstitos por un total de $165.000 millones son factores que aumentan el riesgo financiero de Ibagué. Jaime Eduardo Reyes explica que la Alcaldía enfrenta dificultades para generar ingresos a través de impuestos como el de Industria y Comercio, así como el catastro. La dependencia del recaudo de la sobretasa a la gasolina no es suficiente para garantizar la sostenibilidad financiera.
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Reyes afirma: “El tema de la sobretasa va a ser un tema favorable por el aumento en el precio de la gasolina, pero en Industria y Comercio seguimos teniendo muchos problemas, pues el tejido empresarial es muy pequeño, sin mayor expectativa que hemos tenido tendencialmente”. Además, señala que las iniciativas propuestas en el Plan de Desarrollo para mejorar los ingresos de Ibagué han tenido resultados insatisfactorios.
A esto se suma una deuda de $132.502 millones contraída por el exalcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, lo que representa una carga adicional para la administración actual. Para pagar estas deudas, se destinan alrededor de $16.000 millones al año. Aunque los empréstitos gestionados por Hurtado cuentan con un periodo de gracia de 36 meses, lo que pospone el pago de capital a futuras administraciones, existe la preocupación de que las dificultades financieras se intensifiquen.
En respuesta a estas preocupaciones, el secretario de Hacienda de Ibagué, José Yezid Barragán, sostiene que los ingresos generados por la sobretasa a la gasolina y el impuesto de Industria y Comercio serán suficientes para pagar toda la deuda hasta el año 2032. Sin embargo, esta afirmación parece pasar por alto los desafíos reales que enfrenta la ciudad en términos de recaudo y la capacidad de las empresas locales para generar ingresos.
La gestión de empréstitos y la acumulación de deudas millonarias plantean un escenario de incertidumbre financiera para Ibagué. Si no se toman medidas efectivas para mejorar el recaudo y diversificar las fuentes de ingresos, la ciudad corre el riesgo de enfrentar dificultades financieras en el futuro.
Finalmente, es fundamental que las autoridades evalúen cuidadosamente las implicaciones a largo plazo de las decisiones financieras y busquen soluciones sostenibles para garantizar la estabilidad económica de Ibagué.