Aunque el alcalde Wilson Gutiérrez insiste en que “Espinal crece”, los reportes nacionales contradicen su narrativa. El municipio ocupa posiciones críticas en los índices de desempeño y gestión de regalías, generando preocupación entre ciudadanos y líderes locales.
Pese al discurso optimista del alcalde del Espinal, Wilson Gutiérrez Montaña, quien ha asegurado públicamente que el municipio “crece”, los informes oficiales desmienten esta afirmación. El Espinal ha sido ubicado en los últimos lugares de desempeño administrativo entre los 47 municipios del Tolima, según mediciones recientes.
De acuerdo con el Sistema de Medición y Desempeño del POA, Espinal ocupa el puesto número 44, lo que lo sitúa entre los municipios con menor eficiencia en la gestión territorial del departamento. Estos resultados revelan deficiencias graves en la planeación y ejecución de programas y políticas públicas.
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Adicionalmente, el más reciente Índice de Gestión de Proyectos de Regalías (IGPR), herramienta nacional que evalúa cómo los municipios administran los recursos provenientes del sistema general de regalías, ubica a Espinal en el puesto número 60 a nivel nacional. Solo logró superar a cuatro municipios: Honda, Valle de San Juan, Coello y Suárez.
Estos indicadores han generado malestar en diversos sectores sociales y ciudadanos que exigen mayor transparencia y eficiencia en la administración municipal. “Todavía hay tiempo de corregir el rumbo”, afirman líderes locales que instan al alcalde a tomar acciones urgentes para mejorar su gestión antes de que finalice su mandato.
Uno de los ejemplos más visibles de la deficiente administración se encuentra en Chicoral, corregimiento de Espinal, donde aún no se ha terminado la primera fase del Plan Maestro de Alcantarillado. Esta demora impide gestionar recursos ante la Nación para completar el proyecto, lo que afecta directamente la calidad de vida de sus habitantes.
Los problemas estructurales y de ejecución se suman a las advertencias previas realizadas por sectores políticos y sociales, que ya habían alertado sobre las consecuencias económicas y sociales de una administración sin resultados concretos. El discurso institucional, consideran, no puede seguir contradiciendo la realidad que enfrentan los ciudadanos.
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En redes sociales, se ha vuelto frecuente la crítica de que mientras se habla de progreso en eventos oficiales, la evidencia muestra un municipio estancado, con proyectos sin ejecutar, escasa articulación con el Gobierno Nacional y una imagen de gestión cada vez más debilitada.
Espinal tiene aún tiempo para cambiar el rumbo, pero las cifras actuales en desempeño y regalías revelan que, de seguir así, más que crecer, “El Espinal decrece”, como lo han señalado voces críticas desde el propio territorio.