La situación en la Universidad del Tolima (UT) se ha agravado luego de que, tras un mes de movilizaciones y asambleas, los estudiantes tomaran el control del campus Santa Helena, cerrando sus puertas y declarándose en paro indefinido. Esta medida fue tomada luego de que las directivas no dieran una respuesta satisfactoria al pliego de peticiones presentado por los estudiantes el pasado 30 de septiembre.
Los manifestantes decidieron avanzar en su protesta, bloqueando el acceso a la sede Santa Helena el martes 1 de octubre, impidiendo tanto las actividades académicas como las administrativas. La toma del campus ha sido liderada por un grupo de estudiantes, aunque las directivas universitarias sostienen que no representa a la mayoría del cuerpo estudiantil.
En un comunicado oficial, el rector de la UT, Omar Mejía, expresó su preocupación por las consecuencias que el paro puede tener sobre el desarrollo académico de la universidad. “Un cese indefinido sin propuestas concretas afectará la proyección institucional y dificultará la permanencia estudiantil”, advirtió Mejía, haciendo un llamado al diálogo entre las partes para llegar a un acuerdo.
A pesar de la toma, las directivas señalaron que 26 programas académicos están en disposición de continuar con las clases. El Consejo Académico ha emitido lineamientos para asegurar que los estudiantes que deseen seguir asistiendo a las aulas puedan hacerlo, en cumplimiento de su derecho a la educación.
El cierre del campus también ha afectado actividades clave como prácticas profesionales, eventos académicos y el servicio del restaurante universitario, que quedarán suspendidos hasta que se logre una solución que permita reabrir las instalaciones y reanudar las actividades.
Las expectativas están puestas en una pronta negociación entre las directivas y los estudiantes, quienes continúan firmes en sus demandas. El conflicto ha puesto a la UT en el centro de la atención regional, esperando que se logren acuerdos que pongan fin a la crisis institucional.