Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano y jesuita de la historia, murió este lunes en la Casa Santa Marta tras varios días de convalecencia. Su pontificado marcó una era de profundas reformas en la Iglesia católica y un firme compromiso con los más pobres.
El papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, falleció este lunes a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta en el Vaticano. El anuncio fue hecho por el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel, quien informó que el pontífice murió a las 7:35 a. m. (hora local), después de varios días de enfermedad. Las campanas de la Basílica de San Pedro resonaron en señal de luto por el deceso del líder espiritual de más de mil millones de católicos.
Francisco había estado ausente durante los ritos de Semana Santa debido a complicaciones de salud, aunque logró aparecer brevemente el Domingo de Resurrección para dar la bendición Urbi et Orbi. Su última aparición pública reflejó su debilidad física, aunque mantuvo su gesto afable y sereno ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro.
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Bergoglio hizo historia al convertirse, en marzo de 2013, en el primer papa latinoamericano, el primero de la Compañía de Jesús y el primero en adoptar el nombre de Francisco, en honor a san Francisco de Asís. Durante su papado, impulsó una serie de reformas profundas en la estructura de la Iglesia y se destacó por su cercanía a los más vulnerables, su enfoque progresista y su estilo de vida austero.
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de inmigrantes italianos, Bergoglio fue ordenado sacerdote jesuita en 1969. Su trayectoria estuvo marcada por una formación rigurosa, sensibilidad social y un fuerte liderazgo espiritual. Fue arzobispo de Buenos Aires desde 1998 y cardenal desde 2001. Antes de su elección como papa, ya se destacaba como una voz crítica dentro del clero latinoamericano.
Su elección como sucesor de Benedicto XVI en el cónclave de 2013 marcó un punto de inflexión para la Iglesia. Con un lenguaje sencillo y directo, Francisco atrajo tanto a creyentes como a no creyentes. Su pontificado abogó por una Iglesia más inclusiva, comprometida con la justicia social, el medioambiente y la paz. “No te olvides de los pobres”, le dijo el cardenal Hummes antes de su elección, una frase que lo acompañó hasta el final.
Durante su vida, el papa Francisco escribió numerosas obras, predicó sobre la misericordia, el perdón y la fraternidad, y no dudó en alzar su voz frente a las desigualdades y crisis globales. Su legado quedará marcado por su empeño en modernizar el Vaticano, su lucha contra los abusos en la Iglesia y su constante llamado al diálogo interreligioso y la paz mundial.
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El Vaticano ha iniciado los preparativos para las exequias que se llevarán a cabo en los próximos días. Se espera que líderes religiosos y políticos del mundo entero se congreguen en Roma para rendirle homenaje. Mientras tanto, los fieles llenan la Plaza de San Pedro en señal de duelo y agradecimiento por el legado de un papa que quiso ser “pobre entre los pobres”.
La muerte de Francisco deja una huella profunda en la historia contemporánea de la Iglesia. Su vida, ejemplo de fe, humildad y entrega, será recordada como la de un pastor que transformó el rostro del papado en el siglo XXI.