Habitantes del conjunto Vainillo, en la Arboleda del Campestre, denunciaron que completan varios días sin agua y que el IBAL no brinda soluciones claras. Señalan que el líquido llega con olores extraños y que la problemática afecta gravemente la vida cotidiana.
Los habitantes del conjunto Vainillo, ubicado en la Arboleda del Campestre en Ibagué, denunciaron una nueva crisis de desabastecimiento de agua que ya completa varios días sin solución. Según los residentes, el problema se repite con frecuencia, pero esta vez se ha prolongado, afectando especialmente a la torre 36, donde el líquido nunca llega con suficiente presión para atender las necesidades básicas de las familias.
Una de las denunciantes explicó que llevan más de tres días sin el servicio, sin recibir ningún tipo de aviso ni alternativa de parte del IBAL. La situación se agrava porque en el conjunto residen adultos mayores, niños y familias con mascotas que requieren un mínimo de acceso a agua potable para su higiene y alimentación. “Aquí no se puede lavar ropa, ni un plato, ni siquiera una cuchara. El IBAL nunca da soluciones”, expresó la ciudadana.
La comunidad asegura que desde la administración del conjunto habitacional les indican que el problema es responsabilidad directa del IBAL. Sin embargo, cada vez que buscan respuestas en la empresa, se encuentran con evasivas y ausencia de soluciones definitivas. Esta falta de claridad genera frustración e incertidumbre entre los residentes, quienes se sienten abandonados por las autoridades.
Otro de los puntos que genera alarma es la calidad del agua que, en los pocos momentos en los que llega, presenta olores extraños. “Es un agua que llega oliendo como a huevo, como a pescado. Dicen que es potable, pero un agua con ese olor no puede ser apta para el consumo. Necesitamos que nos hablen con honestidad”, enfatizó una vecina del sector.
Frente a estas denuncias, el gerente del IBAL, Roberto Santofimio, respondió que la entidad ha realizado revisiones en el conjunto y que los tanques siempre registran un buen nivel de agua. No obstante, los habitantes insisten en que la presión nunca es suficiente para abastecer de manera equitativa a las torres, lo que genera un contraste evidente entre la versión oficial y la realidad que viven.
La falta de agua ha obligado a los residentes a cambiar por completo sus rutinas diarias. Sin este recurso no pueden cocinar, lavar la ropa ni mantener condiciones mínimas de aseo en los hogares. Las altas temperaturas en Ibagué hacen aún más crítica la situación, pues sin acceso a agua, se pone en riesgo la salud y el bienestar de los niños y adultos mayores.
Los vecinos también reclaman respeto y empatía por parte de las autoridades, asegurando que se sienten ignorados en sus derechos fundamentales. “El agua es vital, no pedimos lujos, pedimos dignidad. Necesitamos una solución de fondo y no más promesas incumplidas”, concluyó otra residente visiblemente afectada.
Finalmente, la comunidad hace un llamado urgente a la administración municipal y al IBAL para que envíen técnicos al conjunto, identifiquen la raíz del problema y adopten medidas definitivas. Mientras tanto, las familias de la Arboleda del Campestre siguen viviendo un drama cotidiano marcado por la escasez y la incertidumbre de no saber cuándo podrán volver a abrir una llave y encontrar agua.