El Gobierno reactivó la designación de Juan Carlos Florián como ministro de Igualdad, luego de que el nombramiento de la nueva ministra TIC restableciera el equilibrio de género en el gabinete y se superara la controversia jurídica por la Ley de Cuotas.
El Gobierno Nacional decidió reactivar el proceso de nombramiento de Juan Carlos Florián como ministro de Igualdad, luego de semanas de controversia por la aplicación de la Ley de Cuotas. Su hoja de vida fue nuevamente publicada en la plataforma de aspirantes a la Presidencia, requisito previo para oficializar su designación en el cargo.
La decisión se dio tras el ingreso de Yeimi Carina Murcia como nueva ministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, lo que permitió restablecer la paridad en el gabinete con 10 mujeres frente a 10 hombres. De esta manera, se despejó el principal obstáculo que había frenado el nombramiento de Florián.
El presidente Gustavo Petro había aceptado de manera temporal la renuncia de Florián para dejar encargado el Ministerio a Angie Rodríguez, directora administrativa del Dapre. La medida buscaba sortear los cuestionamientos jurídicos mientras se resolvía la composición del gabinete frente a la normativa de género.
Florián fue objeto de críticas por sectores que alegaban que su nombramiento inicial incumplía la Ley de Cuotas, pues dejaba al equipo de gobierno con 10 hombres y solo 9 mujeres. No obstante, el propio funcionario se identificó como persona de género fluido, lo que abrió un intenso debate sobre la interpretación de la norma.
El presidente Petro calificó como “medida homofóbica” las demandas que cuestionaron el proceso y defendió el derecho de cada persona a definir su identidad de género. Asimismo, organizaciones como Caribe Afirmativo señalaron que los recursos judiciales desconocían que Florián no es un hombre cisgénero, lo que debería considerarse en la aplicación de la norma.
Con el reciente ajuste ministerial, el Gobierno considera superada la discusión jurídica sin necesidad de apelar al autorreconocimiento de Florián como género fluido. El restablecimiento de la paridad en el gabinete permite que la designación avance sin nuevas trabas judiciales.
Sin embargo, el caso ha abierto un debate más amplio sobre la pertinencia de actualizar la Ley de Cuotas. Actualmente, la normativa solo contempla dos géneros, lo que deja por fuera a quienes se identifican como no binarios o con expresiones diversas, generando un vacío legal que puede repetirse en futuras designaciones.
La situación de Florián se convierte así en un precedente político y jurídico. Por un lado, resalta la necesidad de ajustes normativos que reconozcan identidades más allá de lo binario. Por otro, pone en evidencia cómo la disputa por la representación de género en cargos públicos trasciende lo administrativo y se convierte en un tema central en el debate por los derechos y la inclusión en Colombia.