Habitantes del corregimiento 3 de Ibagué denuncian reboses de agua en la vía principal por dos meses, con protestas y un derecho de petición sin respuesta al IBAL. La comunidad improvisó canales y advierte riesgos sanitarios en plena alerta por fiebre amarilla.
En la vereda Puerto Cocora, corregimiento 3 de Ibagué, una fuga persistente en el acueducto complementario ha convertido la vía principal en una “piscina” que dificulta el paso de peatones y vehículos. La salida descontrolada de agua potable desde una caja de concreto en el cruce de Dantas lleva cerca de dos meses sin atención oficial.
Ante la falta de respuesta de IBAL, los residentes excavaron manualmente un canal para desviar el líquido hacia el río Cocora. Sin embargo, esta medida paliativa no ha sido suficiente: el estancamiento persiste, agrava el deterioro de la carretera y genera barriales difíciles de sortear, sobre todo para adultos mayores.
A pocos metros de la fuga principal, otra estructura esencial para el mantenimiento del sistema —la caja de válvulas de ventosa— permanece abandonada y llena de agua estancada. Ingenieros consultados advierten que la función de esta válvula es desairar las tuberías, controlar presión y evitar averías mayores en la red.
El edil del corregimiento 3, Joseph González, radicó el 21 de mayo un derecho de petición ante el IBAL para exigir la pronta reparación del daño. Hasta la fecha no se ha recibido respuesta formal. “El IBAL nos dijo que no era prioridad, pero la comunidad ya sufre los efectos: la vía se hunde y la gente arriesga su salud”, denunció González.
La denuncia llega en medio de una alerta sanitaria por fiebre amarilla en el Tolima, donde la acumulación de agua estancada provoca un criadero de mosquitos. Habitantes temen un aumento en la transmisión del virus, ya que esta agua abandona un entorno rural y expone a los vecinos a mayor riesgo de contagio.
En el derecho de petición, el edil destaca el desperdicio de agua pura y el daño ambiental: “Este caudal debe aprovecharse para consumo o riego, no para inundar la carretera. La administración debe aclarar por qué no corrige esta falla desde hace más de dos meses”.
Usuarios de redes sociales han difundido imágenes y videos del rebose continuo, mientras el IBAL promueve el acueducto alterno en medios nacionales. La disparidad entre la propaganda oficial y la realidad local ha generado indignación y desconfianza en la gestión de la empresa.
Expertos en acueductos señalan que la inacción prolongada no solo afecta la movilidad vial, sino la integridad del sistema de tuberías y la cobertura del servicio. Una reparación oportuna de la válvula y el rebose podría restablecer el flujo normal y evitar daños mayores en la infraestructura.
La comunidad de Coello-Cocora prepara una nueva veeduría ciudadana para verificar el avance de las obras y exigir transparencia en los contratos de mantenimiento. Vecinos, líderes comunales y el concejal González están dispuestos a elevar el reclamo a instancias superiores si el IBAL continúa sin atender el llamado.
Mientras tanto, los residentes mantienen el canal provisional y alerta a conductores y peatones sobre el área inundada. “Queremos una solución real, no parches”, concluye González, quien llama a la Alcaldía de Ibagué y al IBAL a intervenir de inmediato y cumplir con su deber de garantizar el suministro y la salud pública.
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