A partir de las elecciones de 2026, el partido Comunes ya no tendrá representación automática en el Congreso. La medida, que cumple lo pactado en el Acuerdo de Paz, obliga a sus miembros a participar en igualdad de condiciones con los demás partidos políticos.
El Gobierno Nacional confirmó que, de cara a las elecciones legislativas de 2026, el partido Comunes —nacido tras la firma del Acuerdo de Paz con la antigua guerrilla de las FARC— ya no tendrá representación garantizada en el Congreso. Las 10 curules especiales, otorgadas para facilitar su tránsito a la vida política, expirarán al término de este periodo legislativo.
La decisión responde a lo pactado en La Habana en 2016, que establecía la asignación de esas curules únicamente por dos periodos constitucionales. A partir de ahora, Comunes deberá competir por votos como cualquier otra colectividad política en el país.
Desde el Ejecutivo se precisó que el cumplimiento de esta cláusula refuerza la institucionalidad y la equidad en los procesos electorales, al exigir que todos los partidos alcancen representación mediante el respaldo ciudadano. De esta forma, el movimiento fundado por excombatientes deberá lograr los votos mínimos para conservar su personería jurídica.
Dirigentes del partido Comunes expresaron su preocupación frente a la decisión. Aseguran que si bien estaba prevista en el Acuerdo de Paz, su aplicación se dio sin que se resolvieran temas estructurales pendientes, como garantías de seguridad, restitución de tierras y cumplimiento de proyectos productivos para los excombatientes.
“Nos preocupa que el gobierno haya actuado con tanta rapidez para quitar las curules, pero aún no haya avances reales en la protección de nuestros líderes ni en el acceso a tierras para la reincorporación”, afirmaron voceros del partido, quienes también hicieron un llamado a la comunidad internacional para que vigile el cumplimiento integral de los acuerdos.
Actualmente, el partido Comunes enfrenta el desafío de consolidarse políticamente en un escenario sin representación directa, mientras afronta un contexto complejo por el asesinato de firmantes, el estancamiento de proyectos productivos y la fragmentación de liderazgos en regiones apartadas.
El retiro de estas curules abre el debate sobre la sostenibilidad de la paz en Colombia, en momentos donde otros sectores, como los representantes de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (Citrep), también enfrentan retos para mantener la participación política de las víctimas del conflicto armado.