Un nuevo escándalo sacude al Gobierno del presidente Gustavo Petro. Esta vez, el foco de las acusaciones recae sobre el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, tras las declaraciones de la exasesora del Ministerio, María Alejandra Benavides. La exfuncionaria aseguró que Bonilla tenía pleno conocimiento de presuntas exigencias de dinero a congresistas, vinculadas al saqueo en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Según Benavides, el jefe de la cartera estaba al tanto de “absolutamente todo” lo sucedido, una afirmación que ha generado un fuerte rechazo entre diversos sectores políticos. Las denuncias apuntan a la continuidad de prácticas corruptas que contradicen el discurso de cambio que caracteriza al actual Gobierno.
Las críticas no se hicieron esperar. Carolina Arbeláez, representante a la Cámara por Cambio Radical, calificó de “vergonzosa” la defensa que el presidente Petro ofreció al ministro Bonilla. “Este Gobierno se vendió como el del cambio, pero lo único que estamos viendo es una repetición de prácticas que tanto criticaron”, expresó Arbeláez, quien exigió medidas contundentes y la renuncia del ministro.
Por su parte, Andrés Forero, representante a la Cámara por el Centro Democrático, aseguró que las acusaciones contra Bonilla no sorprenden. “Es habitual que el presidente mantenga en su entorno a personas cuestionadas”, señaló Forero, citando como ejemplo al exembajador Armando Benedetti, también vinculado a polémicas durante este gobierno.
El caso ha generado una oleada de presión política y social sobre la administración de Gustavo Petro, que ya enfrentaba cuestionamientos por otros escándalos de corrupción. Las demandas de transparencia y las críticas a la falta de acción por parte del mandatario intensifican la tensión en el ambiente político del país.
En medio del escándalo, las voces opositoras también han cuestionado el doble estándar del Gobierno frente a los actos de corrupción, señalando que se justifican irregularidades similares a las de administraciones anteriores. Este panorama ha hecho que el caso sea considerado uno de los más graves que enfrenta el Ejecutivo.
Mientras las acusaciones siguen creciendo, la permanencia de Ricardo Bonilla como ministro de Hacienda está en el aire. Diversos sectores exigen no solo su salida, sino también una investigación exhaustiva que permita esclarecer los hechos y establecer responsabilidades.
El futuro del gabinete de Petro y la percepción de su promesa de cambio están en juego, mientras la ciudadanía observa con expectativa las medidas que se tomen frente a esta crisis que pone en jaque al Gobierno.