Habitantes del sector La Samaria, en la vía al Aeropuerto Perales de Ibagué, denuncian el aumento de carreras ilegales, fiestas clandestinas y actos indebidos en plena vía pública. Mientras tanto, la Alcaldía destaca la inauguración de las piscinas olímpicas, dejando en evidencia una desconexión entre los logros institucionales y las problemáticas reales de la comunidad.
Las calles del sector de La Samaria, en inmediaciones de la vía al Aeropuerto Perales, se han convertido en un foco de desorden público en Ibagué. La comunidad denuncia con preocupación la realización frecuente de piques ilegales, consumo de alcohol y drogas, fiestas sin control y hasta comportamientos sexuales en plena vía pública.
Estas denuncias surgen en paralelo con la celebración por parte de la administración municipal de la entrega de las piscinas olímpicas de la calle 42, obra que tardó casi diez años en completarse y que ha sido presentada como un hito deportivo para la ciudad.
Vecinos del sector han documentado en videos, difundidos a través de redes sociales como TikTok, la peligrosa situación que se vive durante las noches, con motociclistas corriendo en medio del tránsito normal de vehículos, sin intervención de las autoridades.
Pese a las declaraciones de la alcaldesa Johana Aranda sobre operativos para controlar los piques ilegales, la comunidad insiste en que la presencia policial es esporádica y que los controles no han logrado frenar esta práctica que pone en riesgo la vida de ciudadanos y conductores.
En ocasiones anteriores, la Secretaría de Movilidad ha llevado a cabo operativos nocturnos con resultados visibles como la inmovilización de vehículos y comparendos. Sin embargo, según denuncian los residentes, estas acciones son insuficientes y no se mantienen en el tiempo.
La preocupación no solo radica en la inseguridad vial, sino en el deterioro de la convivencia en la zona. Los habitantes se sienten abandonados por la administración, que –según ellos– se enfoca más en mostrar avances en infraestructura que en garantizar orden y tranquilidad en los barrios.
“La vía se vuelve una pista de carreras cada fin de semana, y nosotros no podemos dormir ni salir tranquilos. ¿De qué sirve una piscina olímpica si no podemos caminar seguros por nuestras calles?”, comentó una habitante del sector, visiblemente molesta.
Ante esta situación, la comunidad hace un llamado urgente a las autoridades locales para que refuercen los operativos, sancionen a los infractores y diseñen un plan de vigilancia permanente que permita recuperar el control del sector y proteger a los ciudadanos.