El Coliseo Menor de la Unidad Deportiva de la calle 42, entregado por la gobernadora Adriana Magali Matiz a la alcaldesa Johana Aranda el pasado 1 de abril, sufrió una inundación que ha generado fuertes críticas por posibles fallas en su infraestructura. La inversión superó los $22.000 millones.
A menos de un mes de su entrega oficial, el Coliseo Menor de la Unidad Deportiva de la calle 42 en Ibagué fue escenario de una inesperada inundación. El hecho ha generado preocupación en la ciudadanía, especialmente entre deportistas y líderes locales, que ahora cuestionan la calidad y durabilidad de la obra.
El coliseo fue inaugurado con gran expectativa el pasado 1 de abril por la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, quien hizo la entrega oficial a la alcaldesa Johana Aranda. La estructura hacía parte de un proyecto de renovación que buscaba posicionar a Ibagué como epicentro del deporte en el país.
Con una inversión cercana a los $22.000 millones, el escenario fue diseñado para albergar disciplinas como gimnasia, baloncesto y levantamiento de pesas. No obstante, las imágenes de las zonas afectadas por la acumulación de agua han puesto en entredicho la ejecución técnica del proyecto.
Diversos sectores de la opinión pública han calificado el suceso como una muestra de improvisación y falta de planeación. En redes sociales, ciudadanos expresaron que la entrega de la obra fue “puro show” y exigieron a las autoridades explicaciones sobre el origen de la inundación.
Desde la administración municipal aún no se han emitido declaraciones oficiales sobre las causas del incidente. Sin embargo, se espera un pronunciamiento en los próximos días para aclarar si se trató de una falla estructural, un error en los sistemas de drenaje o un hecho aislado.
Además, esta situación revive las críticas por los retrasos en la entrega total del complejo de piscinas olímpicas, otro de los escenarios prometidos por la administración local y departamental. Algunos sectores consideran que las inauguraciones han sido apresuradas con fines políticos.
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Deportistas y entrenadores han manifestado su preocupación por la posibilidad de que estas instalaciones no cumplan con los estándares mínimos de seguridad y funcionalidad. El temor es que los fallos estructurales afecten los entrenamientos y competencias previstas para este año.
Mientras se aclara lo ocurrido, la ciudadanía espera respuestas concretas y correctivos inmediatos que garanticen que los recursos invertidos en infraestructura deportiva realmente beneficien al deporte y no terminen siendo un desperdicio por falta de supervisión adecuada.