Este 13 de noviembre marca el doloroso aniversario de la tragedia que cambió la vida de miles en Colombia. Hace cuatro décadas, la furia del Volcán Nevado del Ruiz sepultó a Armero y segó la vida de más de 25.000 personas.
La noche del 13 de noviembre de 1985, el deshielo del volcán provocó avalanchas que arrasaron con todo a su paso, incluyendo la vida de más de 20.000 habitantes de Armero. Entre las imágenes desgarradoras que quedaron grabadas en la memoria colectiva, destaca el rostro de Omayra Sánchez, símbolo de la tragedia y la negligencia estatal.
En la conmemoración de estos 38 años, el ministro Juan David Correa emitió un pedido de perdón en nombre del Estado, reconociendo las negligencias que impidieron evacuaciones oportunas. Sin embargo, los sobrevivientes y familiares de las víctimas sienten que las promesas del Estado tras la tragedia no se han cumplido, generando un sentimiento de abandono y desesperanza.
Los años previos a la erupción estuvieron marcados por advertencias de geólogos, vulcanólogos y periodistas sobre la inminente amenaza del volcán. A pesar de estas alertas, el negacionismo y la desidia institucional desestimaron las evaluaciones científicas, resultando en la tragedia natural más grande del siglo XX en Colombia.
En un acto simbólico, el ministro anunció una serie de acciones para resarcir a los sobrevivientes, intentando mitigar el dolor acumulado durante casi cuatro décadas. Aunque el tiempo ha pasado, Armero sigue siendo un recordatorio trágico de la importancia de aprender de la historia para evitar tragedias similares en el futuro.