Estos siete días son los más importantes y álgidos, donde se juega la vida democrática y republicana de la Nación, así como la posibilidad para que civilizadamente, sin más derramamiento de sangre ni defenestrar las libertades liberales individuales y colectivas, se haga una transición pacífica del poder.
Por lo tanto y dado todo lo que está en juego hay que exigir -no solicitar- a los candidatos en contienda que dejen el bullying electoral político al que han entrado desde el viernes anterior contra las instituciones, los demás candidatos, los seguidores propios y ajenos en un espiral de franca paranoia y ezquizofrenia, tal vez producto de los resultados de las encuestas públicas y los sondeos privados que conocen y que los pusieron nerviosos frente al escenario que creían ya seguro.
Lo peor que pueden seguir haciendo quienes se supone dirigirán el país para todos y deberían ser ejemplo de verdad y rectitud es comportarse como jefes de una orda de bárbaros, que montan un dragón lanzando llamas a diestra y siniestra. Tienen que dejar Petro, Rodolfo, Fico, Fajardo, Gómez y los demás de escupir verdades a medias, incompletas, descontextualizadas, inventarse espionajes, amenazas, fake news sobre sus adversarios, lanzar teorías conspirativas, infundios sobre supuestas decisiones de entidades del Estado con el proceso electoral.
Deben tener un acto de grandeza real y no retórico para hacer a un lado la aplicación de manual de las Emociones Políticas, como diría Matha Nussbaum, y no jugar con las sensaciones, creencias y sentimientos de sus seguidores y el resto de los colombianos que están crispadas y a flor de piel esta semana.
De otra parte, es hora de hacer un llamado a todos los colombianos indistintamente de por quien vaya a votar, también a los indecisos, abstencionistas y los del voto en blanco, a que no escuchen más el discurso altisonante de redes sociales y medios sino que se concentren en las propuestas, las busquen, las lean tres minutos y decidan o ratifiquen su voto.
Indaguen sobre el pasado y accionar de cada uno de los aspirantes presidenciales, sus compañías políticas, sus aliados para llegar al poder. ¡Ah! y recuerden que como lo dijo el difunto exmagistrado Carlos Gaviria el que paga para llegar llega a robar, eso no tiene discusión. La intención jamás será otra. Por eso, vote a conciencia, bien informado, tranquilo, con alegría, pensando en su futuro y el de sus hijos.