La construcción de la Institución Educativa José Joaquín Flórez Hernández, en el sector de Arboleda Campestre de Ibagué, cumple más de ocho años sin ser finalizada. Tres contratistas han pasado sin éxito por el proyecto, mientras la comunidad exige respuestas al Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE) y al Ministerio de Educación Nacional.
La historia del megacolegio de Arboleda Campestre, en la ciudad de Ibagué, se ha convertido en un símbolo de la negligencia estatal en materia de infraestructura educativa. Se trata de la Institución Educativa José Joaquín Flórez Hernández, cuya construcción inició en 2016 y hoy, en 2025, aún no está finalizada.
Este proyecto fue uno de los 26 planes de mejoramiento y ampliación de infraestructura educativa que se adjudicaron al Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE), bajo el liderazgo del Ministerio de Educación Nacional. Sin embargo, los años han pasado y la obra permanece abandonada, a medio terminar y sin una fecha clara de entrega.
A lo largo del tiempo, al menos tres contratistas han intentado avanzar en la construcción del plantel, pero ninguno ha logrado cumplir con el cronograma. En 2023, el FFIE declaró el incumplimiento del último contratista a cargo, lo que llevó a la suspensión oficial de la obra y a su posterior congelamiento.
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En 2024, en un intento por recuperar el control del predio, la Alcaldía de Ibagué junto a la Policía Metropolitana realizaron un operativo para desalojar un parqueadero público ilegal que ocupaba parte del terreno del colegio. Este fue un paso necesario para reiniciar las obras, aunque aún no hay una reactivación visible.
Ever Contreras Quintero, habitante del sector y miembro del Consejo Directivo de la institución, expresó su frustración por la situación. “Hace aproximadamente 9 años que vivo en Arboleda Campestre. Esta institución ha sido una promesa incumplida desde hace más de ocho años. Hacemos parte de los proyectos de 2016 y seguimos esperando su entrega”, declaró.
Contreras, también líder social, aseguró que la comunidad educativa se siente desamparada. “Cada año nos dicen que ahora sí la van a entregar, que ahora sí se reactivan las obras, pero todo se queda en promesas. Mientras tanto, nuestros niños deben trasladarse a otras sedes alejadas, con riesgos y dificultades diarias”, señaló.
Esta situación ha afectado no solo el acceso a una educación de calidad, sino también la cohesión social del sector. Muchos estudiantes deben recorrer largas distancias o enfrentarse a condiciones poco dignas en otras instalaciones improvisadas.
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Padres de familia, docentes y líderes comunitarios han solicitado de manera reiterada a las autoridades locales y nacionales que se cumplan los compromisos adquiridos, y que se priorice la entrega del megacolegio, fundamental para el desarrollo de la zona sur de la ciudad.
La comunidad de Arboleda Campestre espera que el 2025 sea finalmente el año en que se materialice la entrega de esta institución educativa, y que no sea otro ciclo marcado por la espera, la frustración y la falta de voluntad política.