El periodista Camilo Patiño calificó el “Néctar Arena” como un lote pavimentado sin condiciones para grandes espectáculos. Vecinos de Mirolindo denuncian afectaciones por ruido y posible incumplimiento del POT en la ubicación del complejo.
El Néctar Arena, promocionado como el “mayor centro de eventos” de Ibagué, se encuentra en medio de un fuerte debate ciudadano. El periodista Camilo Patiño expresó en redes sociales que el recinto no es más que un lote pavimentado, muy lejos de representar un escenario con condiciones óptimas para albergar espectáculos de gran formato. Sus palabras abrieron la discusión sobre el verdadero impacto y la pertinencia de este espacio.
Patiño cuestionó la infraestructura del lugar, asegurando que carece de techo para proteger al público, sillas fijas que permitan comodidad y orden, así como tribunas que faciliten la visualización de los artistas en tarima. A su juicio, resulta preocupante que se presente como un centro de eventos de categoría nacional cuando ni siquiera cumple con estándares básicos de seguridad y confort.
El periodista también señaló que el ingreso al recinto representa un riesgo para los asistentes. La vía que conduce hacia el sector de Mirolindo, en la ruta hacia la variante, no dispone de andenes ni cruces seguros para peatones. Esta situación, sumada al alto tráfico vehicular, convierte la llegada a los conciertos en una experiencia peligrosa y desorganizada.
Vecinos de conjuntos residenciales cercanos respaldaron las críticas y denunciaron que los eventos en el Néctar Arena generan ruidos excesivos que alteran su tranquilidad. Según ellos, el funcionamiento del complejo viola lo establecido en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Ibagué, el cual define las zonas apropiadas para actividades masivas y de alto impacto sonoro.
Otro de los puntos más cuestionados es la comparación con el Movistar Arena de Bogotá, un escenario reconocido a nivel internacional por su diseño y servicios. Para Patiño y otros ciudadanos, bautizar con un nombre similar al de la capital es más un intento de marketing que una realidad tangible, pues la brecha en infraestructura es evidente y deja mal parada la imagen de la ciudad.
Las opiniones del periodista generaron una amplia discusión en plataformas digitales. Mientras unos internautas coinciden en que el recinto es una improvisación que carece de planeación urbana, otros defienden que, aunque aún es limitado, ofrece un espacio que antes no existía para recibir artistas de gran convocatoria. El contraste refleja la falta de consenso sobre el rumbo cultural y de entretenimiento que debería tomar Ibagué.
Ante la controversia, líderes comunitarios de Mirolindo exigieron a la Alcaldía de Ibagué y a la Secretaría de Ambiente verificar los permisos y licencias del Néctar Arena. Solicitan que se inspeccione si cumple con los requisitos técnicos y ambientales exigidos por la normativa, ya que consideran que la operación del lugar vulnera derechos colectivos en materia de movilidad, descanso y seguridad.
La discusión sobre el Néctar Arena deja en evidencia la deuda histórica en infraestructura cultural y de espectáculos en Ibagué. El debate no solo gira en torno a un escenario particular, sino también sobre cómo planificar la ciudad para recibir eventos masivos sin afectar la convivencia ciudadana. Por ahora, el futuro del complejo sigue envuelto en críticas, reclamos y exigencias de la comunidad.