El Parque Nacional Natural El Cocuy registró más de 12 horas de nevada continua, un fenómeno poco visto en años, que coincidió con el refuerzo de operativos turísticos tras el ingreso ilegal de tres personas al glaciar Ritacuba Blanco, hecho que activó sanciones y recordó las estrictas normas ambientales y culturales del área protegida.
El Parque Nacional Natural El Cocuy vivió el pasado domingo un acontecimiento excepcional: una nevada que se extendió por más de 12 horas, dejando completamente cubiertos de blanco los paisajes más representativos de la alta montaña colombiana. Guías locales relataron que sectores como el Púlpito del Diablo, la Laguna Grande de la Sierra y el Ritacuba Blanco amanecieron totalmente nevados, en un evento climático que no se presentaba con tal intensidad desde hace varios años. Las imágenes compartidas por habitantes, viajeros y montañistas circularon rápidamente en redes sociales, generando sorpresa por la magnitud del fenómeno. Para muchos, esta nevada reafirma la importancia de proteger un ecosistema considerado uno de los más frágiles del país.
La espectacular postal coincidió con un ambiente de mayor vigilancia por parte de las autoridades ambientales y locales. La Alcaldía de Güicán de la Sierra, Parques Nacionales Naturales y unidades de la Policía reforzaron los controles turísticos, esto luego del incidente ocurrido el pasado 28 de noviembre, cuando tres personas ingresaron de manera ilegal al glaciar del Ritacuba Blanco. Este hecho encendió las alarmas en la región, no solo por el riesgo que representó para los visitantes, sino también por el impacto que podría haber generado en un ecosistema que ya enfrenta los efectos del retroceso glaciar.
Durante los operativos, las autoridades verificaron la identidad de los visitantes y confirmaron la presencia de los tres infractores, quienes ascendieron sin autorización, sin guía certificado y utilizando equipos propios para escalar sobre nieve. Tras los procedimientos correspondientes, cada uno recibió un comparendo por infringir la normativa ambiental del parque. Además, fueron incautados los equipos empleados para la actividad prohibida, entre ellos crampones, piolets y cuerdas especializadas. Las instituciones enfatizaron que dichas acciones están expresamente restringidas dentro del área protegida debido al riesgo humano y a la fragilidad extrema del glaciar.
Parques Nacionales recordó que las visitas al Cocuy están reguladas por la Resolución 125 de 2020 y por el Plan de Ordenamiento Ecoturístico (POE), normas que establecen de forma estricta los lineamientos para el ingreso. Solo están habilitados tres senderos oficiales: Ritacuba, Laguna Grande de la Sierra – Lagunillas y Púlpito del Diablo. Estas rutas fueron diseñadas para garantizar la seguridad de los viajeros y minimizar el impacto ambiental, por lo que cualquier desvío, ascenso no autorizado o ingreso a zonas restringidas constituye una violación grave a las políticas de conservación.
El ingreso permitido para los visitantes llega únicamente hasta el borde del glaciar, límite establecido para proteger las zonas de hielo que se encuentran en acelerado retroceso por efectos del cambio climático. Además, este recorrido debe ser realizado exclusivamente en compañía de un guía certificado, figura que cumple un rol fundamental en la educación ambiental, el control del comportamiento turístico y la prevención de incidentes en una zona altamente vulnerable. Las autoridades insistieron en que este requisito no es negociable y se aplica a nacionales y extranjeros por igual.
Otro componente destacado de las restricciones es la protección cultural del territorio. Las zonas de hielo y gran parte del parque son consideradas sagradas para el pueblo U’wa, que mantiene cinco resguardos en el área protegida. Para esta comunidad, el glaciar es un espacio espiritual y ancestral, por lo que cualquier acto que altere su equilibrio representa una afectación directa a su cosmovisión. Parques Nacionales subrayó que la presencia de visitantes en áreas prohibidas no solo amenaza el ecosistema, sino que vulnera la integridad cultural de uno de los pueblos indígenas más emblemáticos del oriente colombiano.
La nevada reciente reforzó la necesidad de preservar estos ecosistemas en un contexto de vulnerabilidad climática. Investigadores y guías locales señalaron que, aunque el fenómeno generó un paisaje impresionante, también evidencia la complejidad ambiental del Cocuy, donde el retroceso glaciar continúa siendo una preocupación central. Las autoridades aprovecharon el momento para reiterar que la conservación del parque depende del cumplimiento estricto de las normas y de la corresponsabilidad de quienes deciden visitarlo.
Finalmente, las instituciones hicieron un llamado a los turistas para planificar sus visitas de manera responsable, cumplir con los protocolos y respetar las restricciones vigentes. Insistieron en que el Cocuy no es un destino turístico común, sino un ecosistema en riesgo que solo puede mantenerse si las personas actúan con conciencia ambiental. Con los controles reforzados y el fenómeno climático aún en la memoria de los habitantes, el propósito es que la montaña pueda seguir siendo un símbolo natural, cultural y espiritual para el país.
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