El acuerdo político entre la representante a la Cámara, Martha Alfonso, y el exdiputado Renzo García, se rompió públicamente. García acusó a Alfonso de “olvidar las bases sociales”, mientras ella lo tildó de “desleal” y aseguró que su gestión se enfoca en proyectos para el Tolima y no en la repartición de cargos burocráticos. La disputa pone en jaque la unidad de los sectores alternativos del departamento.
La relación política entre el exdiputado Renzo García y la actual representante a la Cámara por el Partido Verde, Martha Alfonso, ha pasado de la alianza a una confrontación abierta. Ambos líderes, conocidos por sus luchas ambientales y feministas, que en su momento unieron sus caminos, se encuentran ahora en lados opuestos de una polémica que ha captado la atención del departamento.
El quiebre entre la dupla se hizo público tras unas declaraciones de García, quien acusó a Alfonso de haber “olvidado las bases sociales que la apoyaron en su llegada al Congreso”. Estas afirmaciones sorprendieron a muchos, especialmente porque solo una semana antes, ambos habían posado juntos en una fotografía con otros líderes, prometiendo una alianza de los sectores alternativos para las próximas elecciones de 2026.
Sin embargo, detrás de esa imagen de unidad, se escondía un desacuerdo de meses. Según Martha Alfonso, el quiebre se originó cuando García le comunicó su intención de hacer campaña para la Cámara de Representantes con el Pacto Histórico, rompiendo un acuerdo previo. El pacto original estipulaba que ella buscaría una curul en el Senado y él en la Alcaldía de Ibagué, con el apoyo de ambos. El cambio de planes de García, y su intención de apoyarla “por los laditos”, representó para Alfonso una posible desaparición de la escena política.
La respuesta de Martha Alfonso no se hizo esperar. En una entrevista con la emisora Ecos del Combeima, la congresista expresó su “impacto” por la actitud de García, a quien consideraba una persona decente y una “promesa política para el departamento”. Las palabras de García, según ella, fueron un acto de deslealtad.
Alfonso se defendió de las acusaciones de “olvidar a las bases”, asegurando que su trabajo se ha centrado en la gestión de recursos para el Tolima, no en la repartición de puestos burocráticos. “Si existe descontento en algunas personas”, afirmó, “es porque no llegué a lagartear puestos, sino a trabajar por proyectos que beneficien al departamento”. Con estas declaraciones, la representante buscó desmarcarse de las prácticas políticas tradicionales basadas en la burocracia.
Este cruce de acusaciones no solo evidencia las tensiones internas, sino que también siembra la incertidumbre sobre la futura unidad de los sectores alternativos en el Tolima. La alianza que parecía consolidarse para las elecciones de 2026 ahora parece tambalear, a pesar de los esfuerzos de ambos líderes en el pasado por fortalecer las causas sociales, ambientales y feministas que los unían. La política, en este caso, parece haber superado los ideales compartidos.
La representante Alfonso concluyó su intervención con un llamado a una nueva forma de hacer política, una que no se base en hablar mal de los demás. Con su respuesta, ella busca no solo defender su gestión, sino también sentar un precedente sobre la lealtad y la forma en que los líderes alternativos deben conducirse.
La pregunta que ahora queda en el aire para los electores y la opinión pública es si la alianza, que parecía tan fuerte en el pasado, podrá recuperarse de este choque de personalidades y visiones políticas.











