En una jornada determinante para el panorama ambiental y político del Tolima, Olga Lucía Alfonso Lannini fue elegida para un nuevo periodo de cuatro años al frente de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima.
Este resultado no solo representa la continuidad de Alfonso Lannini en la dirección de Cortolima, sino también la consolidación del barretismo en el manejo de esta entidad. A pesar de no lograr el control de la alcaldía de Ibagué, el barretismo afirma su influencia en el ámbito ambiental, generando preguntas sobre la independencia y la imparcialidad de Cortolima como entidad autónoma.
Las críticas hacia la gestión de Cortolima han sido constantes, especialmente desde el Partido Conservador en el Tolima. Renzo García, diputado y excandidato a la Alcaldía de Ibagué por Alianza Verde, ha levantado la voz denunciando que Cortolima ha sido utilizado como un fortín clientelista del barretismo. Estas preocupaciones se intensificaron tras los eventos electorales del 29 de octubre, donde Cortolima fue señalada de intervenir políticamente en apoyo al barretismo.
La reelección de Alfonso Lannini con el respaldo del barretismo plantea interrogantes sobre la autonomía y objetividad de Cortolima en la toma de decisiones ambientales. El papel de la entidad como actor político vinculado a intereses particulares genera inquietudes sobre su capacidad para representar imparcialmente los intereses ambientales de la comunidad.
El debate sobre la gestión de Cortolima y su conexión con la política continuará en el horizonte del Tolima. Mientras Alfonso Lannini inicia su nuevo mandato al frente de la entidad, la comunidad estará atenta a la actuación de Cortolima en un contexto donde las decisiones ambientales y los intereses políticos convergen de manera crítica.