Una plegaria que invita a reconocer la grandeza de Dios, agradecer por la vida y buscar consuelo en su amor, inspirada en las Sagradas Escrituras y en la fortaleza del Espíritu Santo.
Señor y Dios nuestro:
A ti venimos, te reconocemos como Señor y Dios, te glorificamos porque nos das una nueva oportunidad de contemplar tus obras maravillosas. “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1Pe 2:9).
Te presentamos el gozo de nuestros corazones al sentirnos llenos de tu vida. Acepta, también, nuestros anhelos, esfuerzos y necesidades. Somos tus hijos y a ti acudimos en busca de amor y consuelo. Gracias por la vida de tu Hijo Jesús que nos reconcilió contigo con su muerte. “Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humanas, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo.” (Hebreos 2:14) Perdona nuestros pecados por los méritos del sacrificio de tu Hijo en la cruz. Danos sabiduría y envía tu Santo Espíritu sobre nosotros para que podamos hallar solución a nuestros problemas.
Ayúdanos a entender los signos de estos tiempos: “Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán angustiadas y perplejas por el bramido y la agitación del mar. (Lucas 21:25) Concédenos el privilegio de glorificarte en todos nuestros actos en este nuevo día al acatar tu santa voluntad. Amén.