Disidencias de “Iván Mordisco” hostigaron la estación de Policía de Suárez durante un evento deportivo masivo. La rápida intervención del Ejército evitó una tragedia mayor en medio de una estampida de civiles, mientras el mando militar denuncia el uso de comunidades para frenar las operaciones estatales en la zona.
Una violenta jornada sacudió al municipio de Suárez, en el norte del Cauca, durante la definición de un torneo de fútbol local. Cerca de las 6:50 de la tarde, ráfagas de fusil impactaron contra la estación de policía local mientras decenas de familias disfrutaban del encuentro. El ataque, atribuido a la estructura ‘Jaime Martínez’, provocó una estampida masiva de asistentes que buscaban refugio ante el fuego cruzado. Tropas del Batallón de Operaciones Terrestres N.° 13 reaccionaron de inmediato para repeler la agresión y proteger a los civiles. Aunque no se confirmaron víctimas fatales en el sitio, la angustia se apoderó del casco urbano por varios minutos de incertidumbre. Este hecho se suma a la reciente incursión armada en Buenos Aires, que dejó un saldo de ocho uniformados heridos.
El general Luis Emilio Cardozo, comandante del Ejército, calificó la situación como un reflejo de las complejas dinámicas de guerra en el suroccidente. Según el alto oficial, los grupos ilegales aprovechan los centros poblados para reducir el impacto de las operaciones militares y escudarse en civiles. Explicó que estas estructuras criminales transitan armadas por resguardos indígenas, donde la fuerza pública enfrenta restricciones constitucionales de acceso. Estas tácticas de movilidad dificultan la identificación de los responsables y aumentan exponencialmente el riesgo para la población no combatiente. El Ejército sostiene que estas maniobras son deliberadas para limitar la capacidad de respuesta y mantener el control social territorial. Para las autoridades, la presencia de armas en zonas de protección especial agrava la crisis humanitaria regional.
Un factor crítico identificado por el mando militar es la relación de dependencia económica que los grupos armados han impuesto a las comunidades. El general Cardozo señaló que algunas poblaciones quedan vinculadas a economías ilícitas, lo que condiciona su seguridad y su vida cotidiana. Bajo este esquema, se han registrado asonadas, bloqueos y expulsiones de tropas por parte de sectores de la población civil manipulados. Estas acciones limitan la capacidad operativa del Estado y permiten que los criminales se mantengan en zonas de influencia clave. La falta de una ideología clara en estos grupos evidencia que su único fin es el lucro mediante el narcotráfico. El Ejército advierte que esta infiltración social es el mayor obstáculo para restablecer la plena legalidad en el territorio.
Por su parte, el director de la Policía Nacional, general William Rincón, enfatizó que no existe cese al fuego cuando se trata de proteger la vida. El oficial recordó que el Estado debe responder con unidad y contundencia ante quienes solo buscan lucrarse mediante la violencia directa. “La paz se construye debilitando al crimen, no cediendo ante sus presiones ilegales”, afirmó con firmeza a través de sus redes sociales. La Policía mantiene un despliegue especial en Suárez y municipios aledaños para verificar si hubo personal herido durante los hostigamientos. Se busca desarticular los nudos de control que las disidencias de ‘Iván Mordisco’ han establecido en las rutas estratégicas del departamento. La institucionalidad asegura que mantendrá las operaciones sostenidas para devolver la tranquilidad a los escenarios comunitarios afectados.
Tras el cese de los disparos en la cancha municipal, las autoridades restringieron la circulación para verificar posibles artefactos explosivos o heridos. El reporte preliminar indica que el hostigamiento se concentró exclusivamente en la infraestructura policial, evitando daños a otras edificaciones del casco urbano. Sin embargo, el impacto psicológico en la comunidad de Suárez es profundo tras ver interrumpido un espacio de sano esparcimiento social. La Tercera División del Ejército informó que la reacción oportuna frustró los planes de generar zozobra masiva en el norte caucano. A las 9:00 p.m., el control de la zona fue restablecido, aunque el despliegue de tropas continúa en las periferias. La comunidad espera garantías reales para retomar sus actividades deportivas y comerciales sin el temor de nuevos ataques fusileros.
Finalmente, el gobierno departamental y nacional evalúan nuevas medidas de refuerzo operativo para contener la ola de violencia en el suroccidente colombiano. El caso de Suárez ha encendido las alarmas sobre la vulnerabilidad de los espacios públicos ante el accionar de las disidencias. Se espera una coordinación más estrecha con las autoridades indígenas para evitar que los resguardos sigan siendo utilizados como corredores de escape. La prioridad inmediata es desmantelar las estructuras de la ‘Jaime Martínez’ que operan con impunidad en las zonas de difícil acceso. La Fuerza Pública reiteró su compromiso de no retroceder en la recuperación del control territorial frente a las amenazas ilegales. La seguridad ciudadana seguirá siendo el eje central de las operaciones militares y policiales en todo el departamento del Cauca.









