La idea de una democracia disfrazada de un narco – estado nos deja ver que las instituciones como la Registraduría aún están en tela de jucio por sus presuntas irregularidades en las pasadas elecciones del 13 de marzo del presente año.
El panorama en la actualidad ha sido tenso, no solo por un Paro Armado que se registró por varios días en algunas regiones de Colombia, sino también porque la violencia política ha venido en aumento de forma verbal como suele suceder con algunos candidatos, dejando una delgada línea entre las fierzas políticas, militares y paramilitares que participan de forma directa e indirecta con la única finalidad de incendiar el país para antes de las elecciones del 29 de mayo.