El presidente destacó la transparencia del debate televisado, pero aprovechó para cuestionar las críticas internas en su gobierno.
El presidente Gustavo Petro defendió la decisión de transmitir en vivo el Consejo de Ministros a través de la televisión pública y las redes oficiales del Gobierno. Según el mandatario, esta medida permitió que millones de colombianos fueran testigos directos de las discusiones dentro de su gabinete, reforzando así la transparencia en la gestión pública.
“Una hermosura me pareció. Tres millones doscientas mil familias viendo al gabinete. La gente pegada en las redes y los canales durante horas viéndonos discutir de sus cosas, porque no discutimos de las nuestras”, afirmó Petro, resaltando la importancia de acercar el debate gubernamental a la ciudadanía.
Sin embargo, la transmisión también expuso la división dentro del equipo de gobierno, especialmente en torno a los recientes nombramientos de Laura Sarabia como ministra de Relaciones Exteriores y de Armando Benedetti como jefe del Despacho Presidencial. Varios altos funcionarios han cuestionado estas designaciones, generando tensiones dentro del gabinete.
En respuesta a las críticas, Petro citó una frase bíblica: “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, sugiriendo que sus opositores dentro del Gobierno no están en posición de juzgar. Con esto, el presidente dejó claro su descontento con las diferencias internas que han salido a la luz pública.
La transmisión del Consejo de Ministros, una estrategia poco común en la administración pública, ha sido objeto de debate. Mientras algunos sectores la ven como un ejercicio de transparencia, otros consideran que podría aumentar la polarización y afectar la estabilidad del gabinete.
Las diferencias dentro del Gobierno no son nuevas, pero la exposición mediática del debate ha intensificado la controversia. La discusión sobre la continuidad y el impacto de este tipo de medidas seguirá siendo un tema central en la agenda política del país.
Por ahora, la decisión de Petro marca un precedente en la forma en que el Ejecutivo maneja la comunicación con la ciudadanía. Queda por verse si esta estrategia fortalecerá la confianza en el Gobierno o si, por el contrario, profundizará las fracturas internas.