El presidente Gustavo Petro respondió con firmeza al presidente del Senado, Efraín Cepeda, tras ser acusado de amenazas. En una carta pública, el mandatario cuestionó duramente el papel del senador y del Partido Conservador, acusándolos de frenar el progreso social y beneficiarse del poder burocrático.
El presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, respondió con contundencia al presidente del Senado, Efraín Cepeda Sarabia, luego de que este se declarara amenazado por las recientes declaraciones del mandatario sobre los congresistas que obstaculizan las reformas sociales. En una carta pública, Petro aseguró que no se trata de un conflicto personal, sino de una confrontación ideológica profunda sobre el rumbo del país.
Petro criticó duramente la trayectoria política de Cepeda, a quien acusó de representar la ineficiencia legislativa y de no haber aportado en décadas de carrera parlamentaria un solo proyecto relevante para los sectores populares. Afirmó que Cepeda encarna a una élite política que se ha sostenido en el poder gracias al clientelismo, los favores burocráticos y la cercanía con intereses económicos dominantes.
En su misiva, el presidente hizo referencia a la pérdida de la curul por parte de Cepeda en 1998 y a su regreso al Congreso mediante mecanismos cuestionables en municipios del Atlántico y Bolívar. Lo acusó de dedicarse desde entonces a asegurar cuotas de poder, nombramientos estratégicos y blindar intereses políticos, olvidando la representación real de la ciudadanía.
El mandatario también recordó que Cepeda arrebató su curul al exministro Enrique Parejo González, reconocido por su lucha contra el narcotráfico. En esa línea, cuestionó el deterioro ético del Partido Conservador, señalando que hoy no actúa por principios sino por contratos, burocracia y conveniencia. Mencionó también presiones para designaciones cuestionadas, como la de Roger Carrillo en Coljuegos, y la cercanía con personajes como Álvaro Leyva.
Petro afirmó que el conservatismo que representa Cepeda históricamente ha bloqueado avances sociales, como la educación gratuita, los derechos laborales, el divorcio o la reforma pensional. Cuestionó que ahora se opongan a que los jóvenes estudien sin endeudarse o a garantizar una vejez digna a los trabajadores, todo bajo la excusa de defender la estabilidad institucional.
El presidente también tocó temas sensibles, como los presuntos vínculos de Cepeda con grupos paramilitares en Barranquilla y su silencio frente a la toma armada de esa región. Cuestionó si fue por miedo o conveniencia, y le preguntó directamente si había recibido a miembros de esos grupos en su oficina. Señaló además los negocios del conservatismo con notarías, contratos y cargos en entidades clave como la SAE.
Petro fue más allá al mencionar los cuestionamientos que pesan sobre personajes cercanos al conservatismo como Andrés Pastrana y su posible relación con Jeffrey Epstein. También criticó la gestión de contratos durante el gobierno pastranista, como los firmados con Telinat, en los que no se ejecutaron obras significativas. Acusó al conservatismo de no representar al pueblo, sino de servir a las grandes empresas.
En su cierre, Petro defendió su papel como líder elegido para transformar el país y no para hacer concesiones al poder tradicional. Sostuvo que no está amenazando, sino diciendo verdades que incomodan a quienes se benefician del sistema. “La democracia no es un pacto entre políticos, es un compromiso con la sociedad”, enfatizó.
Finalmente, el mandatario citó a los pensadores Antonio Gramsci y Hannah Arendt para remarcar que Colombia vive una transición entre el viejo poder político y una ciudadanía nueva, consciente y movilizada. Afirmó que su objetivo es empujar ese nuevo mundo con justicia y dignidad, y que no teme incomodar a quienes siempre han mandado desde la comodidad de sus privilegios.