El presidente Gustavo Petro dedicó un mensaje de reconocimiento a las activistas colombianas Manuela Bedoya y Luna Barreto tras su liberación en el marco de la flotilla humanitaria hacia Gaza. Las definió como mujeres de paz y de profundo compromiso social, cuya solidaridad trasciende intereses económicos.
El mandatario Gustavo Petro publicó en sus redes sociales una sentida exaltación hacia Manuela Bedoya y Luna Barreto, activistas colombianas recientemente liberadas luego de su detención durante una misión humanitaria a Gaza. En su mensaje, las calificó como mujeres de paz, de humanidad y de vida, y resaltó su capacidad de actuar sin interés económico, guiadas por la empatía hacia los pueblos más sacrificados.
“Estas son las colombianas Manuela y Luna que han mostrado la verdadera humanidad. Las que sin interés económico se solidarizan con los pueblos más sacrificados por la codicia”, escribió Petro en su cuenta de X, agregando: “Mujeres de paz, mujeres de la humanidad y de la vida.”
Bedoya y Barreto integraban la flotilla Global Sumud, un esfuerzo civil con voluntarios de múltiples países que buscaba llegar a Gaza para entregar ayuda humanitaria. Fueron interceptadas por fuerzas israelíes en aguas internacionales, lo que generó una fuerte reacción diplomática por parte del Gobierno colombiano.
Durante su cautiverio, las activistas denunciaron condiciones hostiles: vendajes en los ojos, ataduras, mensajes intimidatorios y ambientes de presión psicológica según sus relatos en entrevistas posteriores. A pesar de ello, mantuvieron su dignidad y fortaleza.
La liberación de Manuela y Luna fue confirmada por el Gobierno colombiano en coordinación con autoridades internacionales y diplomáticas. Una de ellas regresará al país, mientras que la otra permanecería en Jordania, donde reside.
El pronunciamiento presidencial también reafirmó la postura de Colombia frente a la agresión contra misiones humanitarias, calificando la detención como una violación de normas internacionales y de los Acuerdos de Ginebra.
Con este acto simbólico, el presidente no solo celebra su liberación, sino que reivindica el valor de la solidaridad y destaca el papel de las mujeres en causas internacionales, reafirmando que la confrontación política no debe eclipsar la dimensión humanitaria.
Mientras tanto, la atención mediática y diplomática permanece centrada en el caso, generando debates sobre relaciones exteriores, protecciones consulares y el futuro de las misiones humanitarias que desafían bloqueos y restricciones internacionales.
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