Desde el departamento de Nariño, el jefe de Estado defendió su política de reconciliación frente a los recientes atentados terroristas, argumentando que la única derrota posible debe ser la de la violencia armada.
El presidente Gustavo Petro calificó como un “día fregado” la reciente jornada de violencia que afectó a Buenos Aires (Cauca) y Aguachica (Cesar). En un discurso centrado en la defensa de su política de Paz Total, el mandatario lamentó las muertes de colombianos. Según su análisis, estos enfrentamientos están motivados por la codicia y el control de economías ilícitas en los territorios. Petro rechazó tajantemente que estos hechos signifiquen un fracaso de los procesos de diálogo iniciados por su gobierno. Para él, la paz es un valor que nunca fracasa, pues el objetivo real es que la guerra desaparezca.
Durante su pronunciamiento, el mandatario destacó avances concretos con grupos armados que han decidido transitar hacia la legalidad y deponer las armas. Resaltó que algunas estructuras ya colaboran en la sustitución de cultivos de uso ilícito para abandonar definitivamente la violencia. Este cambio de rumbo es visto por la presidencia como un beneficio directo para la estabilidad de la sociedad colombiana. Petro argumenta que este es el camino para desmantelar las organizaciones que han azotado las regiones por décadas. La transición hacia economías lícitas sigue siendo el eje central de la transformación propuesta para el campo.
El jefe de Estado enfatizó que la prioridad nacional debe ser integrar a los jóvenes involucrados en el conflicto a la vida civil. Propuso que, en lugar de empuñar fusiles, estos ciudadanos accedan a educación universitaria o formen parte de cooperativas de producción. Para Petro, es preferible invertir en el desarrollo humano que continuar financiando combates mortales entre compatriotas en las zonas rurales. El discurso busca sensibilizar a la opinión pública sobre el costo social de mantener un estado de guerra permanente. La educación se presenta como la principal herramienta para romper los ciclos de reclutamiento ilegal.
“Ahí no muere ningún extranjero que yo sepa, colombianos de lado y lado”, manifestó el presidente al reflexionar sobre la naturaleza del conflicto. Con esta frase, Petro llamó a la sociedad a priorizar la reconciliación nacional sobre la perpetuación de los enfrentamientos armados. El mandatario subrayó que el dolor de la guerra lo sufren familias locales, sin distinción de bando o ideología política. Su mensaje fue un llamado a la unidad para derrotar el fenómeno de la violencia que desangra al país. La soberanía nacional, según el presidente, se fortalece cuando cesan los disparos entre los mismos ciudadanos.
Frente a las crecientes críticas de sectores de oposición por los ataques a bases militares, Petro mantuvo su postura de no ceder en el diálogo. El presidente sostiene que la fuerza pública debe proteger a los ciudadanos mientras se abren puertas a quienes deseen la paz. No obstante, aclaró que la paz nunca puede considerarse un fracaso, ya que es la guerra la que debe ser derrotada. El Gobierno Nacional mantendrá su agenda de visitas a las regiones más afectadas para supervisar los programas sociales. El reto principal sigue siendo equilibrar la seguridad democrática con la búsqueda de una salida negociada al conflicto.
Finalmente, desde Nariño se enviaron directrices para reforzar la presencia institucional en las zonas donde la codicia genera nuevos focos de inestabilidad. Petro reiteró que la Paz Total es un proceso complejo pero necesario para el futuro de las nuevas generaciones. La administración espera que más grupos sigan el ejemplo de quienes ya han optado por la colaboración y la legalidad. El balance del “día fregado” sirve como recordatorio de la urgencia de profundizar en las reformas rurales integrales. La noticia del respaldo presidencial a la paz cierra con un llamado a la resiliencia de las comunidades.









