El presidente criticó la falta de avances legislativos en uno de los proyectos más importantes de su gobierno, que busca un sistema de salud más equitativo y con mayor presencia del Estado.
El presidente Gustavo Petro lanzó un enérgico reclamo al Congreso por la parálisis en el trámite de la reforma a la salud, uno de los pilares de su agenda gubernamental. El mandatario cuestionó directamente la falta de avances, especialmente en la Comisión Séptima del Senado, donde el proyecto espera su tercer debate.
“Nada que se mueve la reforma a la salud”, expresó Petro con tono crítico, subrayando que el tiempo avanza y que el Congreso no ha destrabado la discusión de una iniciativa que, según el Ejecutivo, garantizará un sistema más equitativo, universal y con mayor presencia estatal.
Desde su radicación, la propuesta ha estado rodeada de polémica. El Gobierno sostiene que la reforma busca corregir las falencias del actual modelo, fortaleciendo la atención primaria y reduciendo la intermediación de las EPS. Sin embargo, críticos advierten riesgos en la financiación, posibles fallas operativas y afectación en la prestación del servicio.
El trámite legislativo ha sido largo y complejo. Tras superar los dos primeros debates en la Cámara de Representantes, el proyecto llegó al Senado, donde se enfrenta a un panorama incierto. La Comisión Séptima será el escenario decisivo para definir si la iniciativa avanza o se hunde en medio de la polarización política.
Para el presidente, la demora no solo pone en riesgo la aprobación del proyecto, sino que afecta la confianza ciudadana en la transformación del sistema de salud. Petro instó a los legisladores a actuar con responsabilidad frente a lo que considera una reforma necesaria para garantizar el derecho a la salud en todo el territorio nacional.
El Gobierno ha insistido en que el modelo propuesto no eliminará el aseguramiento, pero sí modificará el rol de las EPS, limitando su función a gestoras y reduciendo su poder financiero. Además, plantea un sistema basado en atención preventiva y redes integradas, con mayor control por parte del Estado.
Mientras tanto, el ministro del Interior enfrenta la tarea de construir consensos para destrabar el debate. Voces del Congreso advierten que el ambiente político no es favorable y que las tensiones internas podrían agravar el retraso.
El futuro de la reforma sigue siendo incierto. Todo dependerá de las negociaciones y de la capacidad del Gobierno para articular apoyos en el Senado, donde la discusión promete ser intensa y determinante para la agenda legislativa del Ejecutivo.











