La crisis del agua en Planadas sigue generando dudas y desconfianza. Un informe oficial confirma que el líquido no es potable, pese a que la empresa de servicios asegura lo contrario. La comunidad exige claridad, mientras concejales y autoridades guardan silencio frente a una situación que golpea la salud pública y la confianza ciudadana.
La visita de la Secretaría de Salud del Tolima a la planta de tratamiento de agua en Planadas dejó más incertidumbres que soluciones. Aunque la empresa de servicios públicos locales afirmó que se evaluaron indicadores de calidad como IRABA, IRCA y BPS, dicha información no aparece respaldada en los registros oficiales del Instituto Nacional de Salud. La falta de coherencia en los reportes despierta suspicacias sobre la transparencia de los datos presentados.
Según lo indagado, la única prueba realizada este año corresponde al mes de agosto de 2025, y los resultados no son alentadores: el agua del municipio no cumple con los parámetros para considerarse potable. Este hallazgo contradice los anuncios de la empresa prestadora del servicio, que insiste en garantizar un suministro de calidad. La contradicción abre la puerta a la duda ciudadana sobre si realmente se está protegiendo la salud pública.
Otro aspecto que preocupa es la ausencia de informes mensuales publicados por la Secretaría de Salud, como lo exige la normativa. Dichos reportes deberían estar disponibles en las páginas institucionales para consulta de los ciudadanos, pero al día de hoy no es posible encontrarlos. La opacidad informativa no solo es un incumplimiento administrativo, sino también una violación al derecho fundamental de acceso a la información pública.
En 2024, las pruebas realizadas también dieron resultados negativos, confirmando que el problema no es nuevo, sino persistente. Lo más grave es que el panorama en 2025 parece ser idéntico, lo que deja en evidencia una falla estructural en la gestión del agua del municipio. Mientras tanto, los habitantes de Planadas continúan pagando por un servicio que no cumple con los estándares de calidad.
La situación genera indignación entre la ciudadanía, que recuerda que en administraciones anteriores el agua sí era reportada como potable. Hoy, en contraste, se gastan millones en químicos para la supuesta potabilización, sin que los resultados respalden la efectividad de dichos procesos. Esto refuerza la percepción de que los recursos se están dilapidando sin beneficio real para la comunidad.
En el ámbito político local, el tema parece invisible. Los 13 concejales de Planadas, que deberían representar los intereses ciudadanos, han guardado silencio frente a los 21 meses sin agua potable. Mientras los oficialistas aplauden sin cuestionar, los opositores parecen temerosos de generar un debate serio y con argumentos sólidos. La representación política de los ciudadanos luce debilitada y sin capacidad de exigir soluciones.
La crisis del agua no es el único problema que enfrenta el municipio. El retraso en la obra del hospital se suma al cúmulo de preocupaciones, pero, al igual que con el tema del acueducto, los concejales guardan silencio. La falta de control político alimenta la desconfianza y genera la sensación de abandono en la población. Los habitantes se sienten desprotegidos por quienes deberían defender sus derechos.
A esta situación se añaden denuncias sobre irregularidades en la contratación de la empresa de servicios públicos de Planadas, que superarían los 600 millones de pesos. Según las investigaciones preliminares, estos recursos no se habrían ejecutado de manera adecuada, y pronto se entregarán pruebas a los entes de control departamental y nacional. Esto podría abrir procesos disciplinarios y sancionatorios de gran impacto.
La ciudadanía se pregunta qué futuro le espera al municipio si sus líderes políticos continúan en silencio y las instituciones no garantizan servicios básicos como el agua potable. La falta de transparencia en los reportes, las dudas sobre los recursos invertidos y la nula gestión de los concejales dibujan un panorama de crisis institucional que va más allá de un problema sanitario.
Este medio de comunicación seguirá investigando y dando a conocer las irregularidades que afectan a la comunidad. La voz de los ciudadanos merece ser escuchada y respetada. Mientras tanto, el llamado es claro: se necesitan respuestas inmediatas, informes transparentes y un compromiso real con la salud pública de Planadas. Los habitantes no pueden seguir soportando 21 meses sin agua potable en medio de promesas incumplidas y excusas oficiales.











