A pesar de que se espera que sea una de las celebraciones más costosas para la ciudad, con una inversión duplicada en comparación con el año 2019, diversas voces cuestionan la pertinencia y la transparencia de estos gastos. El alcalde de Ibagué, Hurtado, ha manifestado su convicción de que el festival puede alcanzar la misma trascendencia internacional que eventos emblemáticos como el ‘Carnaval en Río’ o el ‘Festival de Colores’ de la India. Sin embargo, críticos como Camilo Ossa, expersonero y aspirante a la Alcaldía, argumentan que los recursos destinados al festival no generarán un impacto significativo en el turismo internacional ni en el nacional.
Ossa sostiene que los eventos culturales deben ser concebidos como una oferta constante a lo largo del año, en lugar de centrarse en un único mes. Además, señala que la falta de proyección cultural de la ciudad es un problema fundamental que impide aprovechar al máximo los recursos invertidos.
Por su parte, Rubén Darío Correa, exconcejal de Ibagué, critica la falta de austeridad de la Administración Municipal y cuestiona la asignación de recursos para la instalación de carpas, tarimas y montajes en el Parque Murillo. Correa argumenta que se podrían haber utilizado alternativas como la Concha Acústica, si hubiera recibido un adecuado mantenimiento.
El diputado Marco Hincapié también se une a las críticas, destacando que el aumento del presupuesto del festival no se traduce en un apoyo adecuado al patrimonio, las expresiones artísticas y los procesos de formación. Hincapié considera que existen necesidades culturales más urgentes en el municipio, como el apoyo a los artistas locales y la revitalización de las bibliotecas públicas.
Además de los gastos excesivos, algunos sectores artísticos y culturales denuncian una reducción en los pagos a los participantes del festival. A pesar de los mayores costos de vida y la inflación creciente, los artistas se ven afectados económicamente y muestran preocupación por la falta de claridad en la asignación de los fondos.
Finalmente, la controversia en torno a los gastos excesivos y la falta de enfoque en el desarrollo cultural del Festival Folclórico Colombiano ha desatado un debate en la ciudad de Ibagué. Se exige una gestión más transparente y responsable de los recursos, así como una mayor promoción de los artistas locales y la creación de una infraestructura cultural sólida y sostenible.