El Servicio Geológico Colombiano confirmó que el volcán Puracé se mantiene en alerta naranja debido a la persistente sismicidad interna y las altas emisiones de gases. Las autoridades advierten sobre temperaturas elevadas en el cráter y fracturamiento de roca, instando a la comunidad a mantenerse alejada de las zonas de influencia directa para prevenir emergencias.
El Servicio Geológico Colombiano (SGC) emitió un nuevo reporte este 22 de diciembre, ratificando que el volcán Puracé continúa en nivel de alerta naranja. Según los expertos, la actividad sísmica sigue estrechamente vinculada al movimiento de fluidos en el interior de la estructura, localizándose a profundidades menores a un kilómetro. Esta condición indica una dinámica interna activa que requiere un monitoreo constante por parte de las estaciones de vigilancia instaladas en la zona. La inestabilidad es evidente y no se descarta que el comportamiento actual derive en eventos de mayor magnitud en el corto plazo. Por ello, los protocolos de prevención se mantienen activos en los municipios aledaños para garantizar la seguridad ciudadana. La entidad técnica enfatiza que el volcán sigue mostrando señales claras de perturbación en su sistema hidrotermal.
Paralelamente, se han detectado señales sísmicas de baja magnitud relacionadas con el fracturamiento de roca sólida bajo los edificios volcánicos de Puracé y Piocollo. Estos eventos se sitúan a una profundidad de entre uno y dos kilómetros, lo que refuerza la tesis de una deformación estructural interna. Los instrumentos de medición captan estas sutiles variaciones de forma permanente, permitiendo a los vulcanólogos analizar la evolución de la presión magmática. El fracturamiento es un indicador clave de que el material volcánico está buscando nuevas vías de escape o acumulando energía. Aunque los sismos son leves, su frecuencia sugiere que el sistema no ha recuperado el equilibrio tras los cambios recientes. La inestabilidad estructural es el foco principal de atención para los planes de contingencia actuales.
En cuanto a la actividad geoquímica, los sensores satelitales han identificado emisiones importantes de dióxido de azufre (SO₂) que emanan de la parte alta de la montaña. Estas columnas de gases están asociadas a temperaturas significativamente elevadas en el cráter, lo que confirma la salida de vapores calientes desde el conducto principal. La presencia de azufre es un parámetro fundamental para evaluar qué tan cerca se encuentra el magma de la superficie terrestre. Las mediciones de campo coinciden con las capturas de teledetección, mostrando un sistema desgasificándose de manera vigorosa en la actualidad. Estos gases no solo representan un riesgo por su temperatura, sino también por su toxicidad en las inmediaciones del cráter. La vigilancia aérea y remota continúa siendo la herramienta principal para el seguimiento técnico seguro.
Por otro lado, el volcán Curiquinga, vecino del complejo, mantiene un proceso de desgasificación constante a través de una grieta visible en su cráter. A diferencia del Puracé, en este sector no se ha reportado la emisión de ceniza volcánica, aunque el flujo de vapores es persistente. Esta actividad secundaria es monitoreada de forma simultánea, ya que ambos sistemas pueden estar interconectados por la misma red de conductos profundos. Los expertos señalan que, si bien la desgasificación es un proceso natural de liberación de presión, no debe subestimarse su comportamiento actual. La estabilidad relativa del Curiquinga contrasta con la agitación que muestra el foco principal del complejo volcánico de los Coconucos. La ausencia de ceniza por ahora es un alivio para la visibilidad y el tráfico aéreo regional.
Las autoridades de gestión del riesgo han reiterado de forma vehemente a la comunidad y a los turistas no acercarse al cráter. El área circundante al volcán representa un peligro inminente debido a la posibilidad de explosiones repentinas o emisiones letales de gases calientes. La UNGRD coordina con las juntas de acción comunal y los cabildos indígenas para difundir las rutas de evacuación en caso de emergencia. Es fundamental que los habitantes se informen exclusivamente a través de los boletines oficiales emitidos por el Servicio Geológico Colombiano. Los rumores o información extraoficial en redes sociales pueden generar pánico innecesario o decisiones erróneas que pongan en riesgo la vida. El cumplimiento de las restricciones de acceso es la mejor medida preventiva disponible en este momento.
Finalmente, el boletín técnico detallado queda a disposición de la ciudadanía para una consulta profunda sobre los gráficos y datos de instrumentación. El monitoreo se mantiene las 24 horas del día mediante una red de sensores que incluye inclinómetros, estaciones GPS y cámaras térmicas. La alerta naranja implica que el volcán podría hacer una erupción mayor en términos de días o semanas, dadas las anomalías. Por esta razón, los organismos de socorro como la Cruz Roja y la Defensa Civil permanecen en estado de alistamiento preventivo. El país sigue atento a la evolución de este gigante del Cauca, esperando que la actividad retorne a niveles de calma. La prevención y el conocimiento técnico son las únicas herramientas para convivir con la naturaleza volcánica.
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