La salida de la exsecretaria general del IBAL marca un punto de quiebre político entre la administración de Johana Aranda y el círculo cercano del exalcalde Andrés Hurtado. Choques internos y cuestionamientos por contratos estarían detrás de su renuncia.
En medio de una creciente tensión política dentro del gabinete municipal, este martes se confirmó la renuncia de Magda Herrera a la Secretaría General del IBAL. La funcionaria, considerada durante años como una de las fichas clave del denominado “hurtadismo”, deja su cargo en un momento en que la alcaldesa Johana Aranda empieza a tomar distancia del legado de su antecesor, Andrés Fabián Hurtado.
La salida de Herrera se produce después de múltiples roces con sindicatos, medios de comunicación y otras entidades del sector público, como la USI. Su traslado desde la Secretaría General de la Alcaldía al IBAL en el inicio de la actual administración ya había generado inconformidades, al ser vista como un símbolo de continuidad con el gobierno anterior y una figura de gran poder interno que no encajaba del todo con el nuevo equipo.
Uno de los elementos que precipitó su salida fueron los cuestionamientos técnicos y jurídicos que recayeron sobre el proceso contractual por más de $32.000 millones, en el cual Herrera cumplió un papel protagónico como asesora jurídica. El contrato, que aún está en curso, ha sido blanco de críticas por presuntamente limitar la participación de oferentes mediante exigencias de experiencia poco competitivas.
La exfuncionaria se retira en medio de un ambiente político caldeado, agudizado tras recientes declaraciones del exalcalde Hurtado, quien en un acto público habría tildado de “tonta” a la alcaldesa Aranda. Desde entonces, la mandataria ha endurecido su postura frente a antiguos aliados políticos y estaría reconfigurando su equipo para consolidar una gestión con identidad propia.
La figura de Herrera representaba uno de los últimos eslabones visibles entre el actual gobierno y la administración anterior. Su renuncia no solo tiene implicaciones administrativas, sino también simbólicas, en un momento en que Aranda busca marcar distancia y liderar sin las ataduras del pasado político reciente.
A pesar de que aún no se ha oficializado el nombre de su reemplazo, fuentes cercanas a la administración indican que se trataría de una persona con perfil técnico y sin vínculos con el equipo de Hurtado. La decisión busca fortalecer la independencia del IBAL y restaurar la confianza ciudadana en el manejo de sus millonarios procesos contractuales.
Desde el Concejo Municipal y distintos sectores sindicales ya se había advertido sobre la necesidad de renovar el liderazgo en entidades clave, y ahora, con esta salida, se espera que la alcaldía avance en una reestructuración más amplia. Varios analistas coinciden en que este es solo el primer paso de un remezón mayor en el gabinete.
Por ahora, la alcaldesa Johana Aranda no ha hecho declaraciones públicas sobre el tema, aunque en círculos políticos se interpreta esta decisión como una señal clara de que su administración busca gobernar sin tutelas externas y con mayor autonomía estratégica.