El exsenador Roy Barreras oficializó su salida de la embajada de Colombia en el Reino Unido, abriéndose paso como aspirante a la presidencia en 2026. Su renuncia se produce mientras enfrenta una investigación de la Corte Suprema por supuestas presiones para nombramientos en la DIAN. La movida política sacude al Pacto Histórico y reconfigura el escenario electoral.
Roy Barreras, reconocido líder político colombiano y actual embajador en el Reino Unido, presentó su renuncia irrevocable al cargo diplomático, la cual será efectiva desde el próximo 20 de mayo. La decisión fue comunicada en una carta dirigida al presidente Gustavo Petro y a la canciller Laura Sarabia, sin mencionar expresamente intenciones electorales, pero sí evidenciando un viraje clave en su carrera política.
La salida de Barreras se da en un momento estratégico: justo cuando se aproxima el tiempo límite para que funcionarios públicos renuncien si desean participar en las elecciones presidenciales de 2026. Así, queda habilitado jurídicamente para ser candidato, opción que ha cobrado fuerza dentro del Pacto Histórico, coalición que respaldó en 2022 tras dejar atrás su paso por el uribismo y el santismo.
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Barreras fue elegido senador por la lista del Pacto Histórico en las elecciones legislativas pasadas. Sin embargo, perdió su curul por doble militancia, lo que lo llevó a ocupar la embajada en Londres como parte del gobierno Petro. Su trayectoria política ha estado marcada por constantes realineamientos y protagonismo en momentos clave de la política nacional.
A pesar de su rol diplomático, el nombre de Barreras ha seguido figurando en el escenario político. En febrero pasado, organizó una reunión con líderes del Pacto Histórico donde se discutieron estrategias para las presidenciales de 2026. Allí se propuso que asumiera nuevamente como articulador político de la coalición, y se planteó una eventual consulta interna con sectores del Partido Verde.
Sin embargo, su retorno a la arena política no está libre de sombras. En febrero, la Corte Suprema de Justicia le abrió una indagación preliminar por supuestas presiones indebidas en la DIAN. El ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, denunció que Barreras le envió hojas de vida para puestos en las sedes de Buenaventura y Cali, e incluso lo habría amenazado si no se accedía a sus solicitudes.
Barreras negó categóricamente estas acusaciones y las tildó de calumnias. Aseguró que nunca ha presionado para obtener nombramientos ni tiene vínculos con estructuras cuestionadas como las del señalado contrabandista Diego Marín, alias “Papá Pitufo”. Señaló que los señalamientos en su contra hacen parte de una estrategia política para desprestigiarlo.
El embajador saliente defiende que su experiencia, conocimiento del Estado y liderazgo político lo convierten en una figura idónea para representar un proyecto de centro dentro del progresismo. Su partido, Fuerza de la Paz, ya trabaja en alianzas con otros sectores del Pacto Histórico y busca distanciarse de posturas radicales para ampliar su base electoral.
La renuncia de Barreras tiene implicaciones directas en el reacomodo de fuerzas dentro del petrismo. Con su salida, se consolida un nuevo frente presidencial que podría enfrentar a otros aspirantes como Gustavo Bolívar, María José Pizarro o incluso una figura emergente del Partido Verde. La consulta interna planteada podría definir el liderazgo de ese bloque político.
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La presencia de un político experimentado como Barreras en la contienda también presiona al gobierno Petro, que aún no ha definido su línea de sucesión. Además, la investigación de la Corte Suprema y su impacto mediático podrían jugar tanto en contra como a favor del exembajador, según cómo se maneje su narrativa de persecución política.
El camino de Roy Barreras hacia la presidencia apenas comienza. Su renuncia es solo el primer paso de una campaña que, a juzgar por su historial, será combativa, estratégica y cargada de controversia. El debate electoral de 2026 se empieza a calentar y el exsenador ya está listo para entrar en la pelea por el poder.
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